Sector bancario

El Sabadell sopesa retrasar su plan estratégico a junio por la guerra comercial de Trump

El compromiso del BBVA de mantener el crédito a las pequeñas y medianas empresas podría beneficiar solo al 5% de las pymes españolas

El consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno, y el presidente, Josep Oliu.

El consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno, y el presidente, Josep Oliu. / David Zorrakino - Europa Press

Pablo Allendesalazar

Pablo Allendesalazar

Madrid

La guerra comercial desatada por Donald Trump ha sumido la economía mundial en una incertidumbre máxima y ello tiene implicaciones de todo tipo. El Sabadell, así, está sopesando retrasar a junio la presentación de su nuevo plan estratégico 2025-2027, cuando su intención inicial era presentarlo en mayo, según apuntan fuentes del mercado. Aunque nunca ha concretado un día preciso, su consejero delegado, César González-Bueno, confirmó hace tres semanas que su intención era desvelar el plan en una fecha "muy próxima" a la presentación de los resultados del primer trimestre, prevista para el 8 de mayo. Sin embargo, el banco contempla ahora retrasarlo para tener una visión más clara de los impactos que puedan tener los aranceles estadounidenses en las previsiones económicas de España y, en consecuencia, en su negocio.  

Como adelantó EL PERIÓDICO y luego confirmó el banco, el Sabadell lleva meses trabajando en un plan estratégico con el que demostrar que la mejora de sus resultados de los últimos cuatro años es sostenible y reforzar el mensaje de que generará más valor a sus accionistas si continúa en solitario que si triunfa la oferta de compra (opa) lanzada por el BBVA. Por ello, su intención es que la presentación del plan esté cerca del hipotético inicio del periodo en que sus propietarios deberán decidir si aceptan la propuesta de su rival, una vez recibidas las autorizaciones de las autoridades implicadas. El hecho de que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) vaya a tardar más en analizar la operación de lo que se esperaba hace unas semanas da al Sabadell más margen para llevar la presentación del plan a junio, si así lo decide finalmente.

El problema de fondo es que el impacto que tendrán los aranceles de Trump es hoy por hoy imposible de calcular, ya que nadie sabe si los actualmente anunciados serán los definitivos o forman parte de una estrategia de negociación y finalmente serán menores. En principio, la guerra comercial podría reducir el crecimiento económico, lo que implicaría un menor aumento del crédito. Ese menor crecimiento, a su vez, podría provocar un menor nivel de tipos de interés oficiales por parte del Banco Central Europeo (BCE) para combatir la desaceleración, lo que reduciría los ingresos del sector bancario. 

Incierto pero limitado

El Sabadell, con todo, cuenta con algunas ventajas de cara a la elaboración de su plan. Por un lado, las exportaciones de bienes a Estados Unidos suponen apenas el 4,9% del total de exportaciones españolas y equivalen al 1,25% del PIB del país, con lo que el impacto directo de los aranceles es limitado. En cuanto a los impactos indirectos sobre la actividad, el Banco de España ya ha adelantado que prevé reducir su previsión de crecimiento para este año desde el 2,7% al que la elevó hace unas semanas, pero el banco catalán hizo sus cálculos para el presente ejercicio sobre una previsión del 2,2%, con lo que cuenta con margen para asumir la rebaja sin tener que cambiar sus expectativas de resultados para 2025. 

Algo parecido sucede con los tipos del BCE: el banco realizó sus presupuestos del año con una estimación de tipos oficiales del 1,75%, cuando la del mercado ha bajado del más del 2% previo a los aranceles al 1,5-1,75% actual. Más a largo plazo, además, hay señales de que el precio del dinero podría no ser tan bajo: el interés de los bonos de deuda a largo plazo está subiendo, lo que implica que se prevé más inflación en el futuro. De cara a la opa, además, el impacto de los aranceles en la economía mundial podría perjudicar más a un banco que, como el BBVA, tiene buena parte de su negocio en los habitualmente más volátiles mercados emergentes (México, Turquía y Sudamérica) que a una entidad centrada en el mercado español, como el Sabadell.

Compromisos cuestionados

El foco de la opa, precisamente, está centrado estos días en la CNMC, que ha consultado a 22 entidades financieras y 18 asociaciones empresariales y de consumidores las medidas propuestas por el BBVA para disipar los problemas de competencia que podría provocar la integración y lograr que el organismo apruebe la operación. Fuentes del mercado contrarias a la opa, en este sentido, ponen en cuestión la eficacia de esos compromisos. Así, afirman que su propuesta de mantener el volumen de crédito a las pequeñas y medianas empresas que tengan únicamente préstamos con uno o los dos bancos -adicional al compromiso de mantener las líneas de circulante de las que sean clientes del Sabadell, lo sean o no de más entidades- solo beneficiaría al 5% de las pymes españolas y al 1% del volumen total de crédito a este segmento de clientes.

En la misma línea, destacan que el compromiso de mantener el tipo de los créditos en los 161 códigos postales donde la compra del Sabadell les dejaría como único banco o con solo uno o dos competidores -aquellos en que la metodología de la CNMC ve mayor amenaza a la competencia- solo beneficia al 1,36% de los 11.752 códigos postales que hay en España. Además, dichas fuentes calculan que las subidas de la calificación crediticia del Sabadell reducirían de 100 a 15 millones de euros las sinergias previstas por el BBVA por la financiación mayorista del banco integrado. 

Asimismo, calculan que, con las cotizaciones actuales en bolsa, el banco de origen vasco tendría que subir su oferta en torno a un 25% tan solo para igualar los 2,7 euros por acción de valor que el consenso de analistas otorga a los títulos de la entidad catalana, y ello sin incluir una prima de control. También destacan que, debido al ajuste de la oferta por los dividendos pagados por el Sabadell, el porcentaje máximo de la nueva entidad que correspondería a los accionistas de la entidad catalana ha bajado del 16,18% inicial al 14,85% y descenderá al 13,9% cuando complete la recompra de acciones en marcha.

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