PUERTOS

Barcelona, Valencia y Algeciras se amplían ante la competencia en el Mediterráneo

La batalla comercial entre EEUU-China-Europa evidencia lo anterior, el relevante papel que jugamos en la geopolítica mundial especialmente en las dársenas situadas próximas a los nodos claves del comercio marítimo

Archivo - Contenedores de mercancías en el muelle de descarga del Puerto de Barcelona, en Cataluña (España)

Archivo - Contenedores de mercancías en el muelle de descarga del Puerto de Barcelona, en Cataluña (España) / David Zorrakino - Europa Press - Archivo

José Luis Zaragozá

Valencia

Desde el puerto de Valencia, su presidenta, Mar Chao, impulsa la terminal norte de contenedores que conlleva una inversión público-privada de unos 1.700 millones de euros para construir el muelle más grande de Europa, con capacidad para albergar cinco millones de contenedores en una superficie de 136 hectáreas ganadas al mar. Superados los escollos judiciales y con el visto bueno del Gobierno central, la UTE liderada por Acciona-Bertolín-Jan de Nul trabaja ya en esta infraestructura. cuya primera fase estará concluida a finales de 2028. Valenciaport aumentará en un 70% su capacidad de almacenamiento, al pasar de 7 a 12 millones TEU (unidad equivalente a veinte pies o 6,1 metros de longitud). Tres grupos vinculados a grandes navieras controlan las terminales del recinto de la capital del Túria: MSC, Maersk y Cosco Shipping.

Mientras tanto, la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB), que vigila de cerca la salida de Hutchison de su principal terminal de contenedores, tampoco quiere quedarse atrás. La entidad presidida por José Alberto Carbonell acaba de adjudicar,en febrero de 2025, con menos ruido que Valenciaport, las obras de la primera fase del muelle Catalunya, infraestructura que en un futuro debe albergar la que será la tercera terminal de contenedores del emplazamiento marítimo barcelonés, con 44,7 hectáreas de superficie. La nueva infraestructura prevé una inversión de unos 2.000 millones de euros.

Donde hay más temor a Marruecos es en Algeciras, cuyos muelles están controlados por AP Moller (grupo Maersk), y también se observa con inquietud la concentración de grandes empresas estibadoras. Su presidente, Gerardo Landaluce, tiene el visto bueno del consejo de administración para sacar adelante el plan de empresa 2025-2028, para el que contempla una inversión de 505 millones de euros en los próximos cinco años. De esta inversión, destaca la partida dedicada a reforzar la infraestructura portuaria en los muelles. "El 80% de los intercambios comerciales mundiales se transportan por vía marítima. De ahí la importancia estratégica -destaca Landaluce- del transporte marítimo y los puertos como eslabón esencial de la cadena de suministro". 

En opinión del presidente del puerto de Algeciras, la batalla comercial entre EEUU-China-Europa evidencia lo anterior, el relevante papel que jugamos en la geopolítica mundial especialmente en las dársenas situadas próximas a los nodos claves del comercio marítimo (estrechos de Gibraltar y Malaca, canales de Suez, Panamá y de La Mancha). Y viceversa, es decir, cómo cualquier hecho de relevancia mundial afecta a la cadena de suministro en general, y al transporte marítimo y los puertos en particular, y cómo estos tienen capacidad de adaptación para rápidamente recomponerse con alternativas.

Según Landaluce, "hasta el último lustro no se ha hecho evidente de forma tan clara, primero con la pandemia; después, cuando el buque Ever Given encalló en el Canal de Suez; desde final de 2023, con la crisis del Mar Rojo, y en la actualidad, con la batalla comercial generada desde la nueva administración de EEUU". Esta última circunstancia, además , ha coincidido con la puesta en marcha de las nuevas alianzas marítimas y en Europa, con la entrada en el segundo nivel de normativas medioambientales que afectan a los puertos UE. Según los dirigentes portuarios españoles, estas tasas pueden considerarse como los aranceles particulares, que hace que España y otros puertos comunitarios pierdan competitividad porque son más caros, frente a terceros países, como los de África.

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