Ciclismo

Amstel Gold Race, primer acto en el combate entre Pogacar y Evenepoel

Con el fenómeno esloveno otra vez como principal atractivo, la clásica de la cerveza llega este domingo en el duelo inicial por las Ardenas con el astro belga también como gran protagonista

Remco Evenepoel, el Viernes Santo, en el podio de la Flecha de Brabante.

Remco Evenepoel, el Viernes Santo, en el podio de la Flecha de Brabante. / SOUDAL QUICK-STEP

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Estos chicos han convertido cada carrera en un espectáculo, sobre todo cuando Tadej Pogacar, el primero de la clase, casi el elegido, entra en acción. Si ayer eran el Tour de Flandes y la París-Roubaix, el domingo 27 llegará el turno de la Lieja-Bastoña-Lieja, el último de los monumentos primaverales. Pero, antes, toda la energía ciclista pasará por las 34 cotas, con el gran Cauberg incluido, de la clásica de la cerveza, la Amstel Gold Race, en apenas 24 horas. 

Así que aparece ya la gran clásica neerlandesa, el tesoro de los Países Bajos, engrandecida porque si el duelo en los pedruscos del norte tuvo a Pogacar y a Mathieu van der Poel como protagonistas, ahora le toca a Remco Evenepoel, decidido a toserle al de siempre, el que figura en todas las fiestas, la salsa de las clásicas, de las carreras de una semana, del Tour y de lo que se imponga en el camino de su bicicleta. Porque siempre está Pogacar, siempre de favorito, dispuesto a ganar la Amstel Gold Race, tal como hizo en 2023, y para fijarse en uno de los pocos objetivos que nunca cumplió Eddy Merckx, imponerse el mismo año y de forma consecutiva en las tres pruebas de las Ardenas: Amstel Gold Race, Flecha Valona (el miércoles de Sant Jodi) y Lieja-Bastoña-Lieja. 

A por un vaso de cerveza

Pogacar está decidido este domingo a domar la furia de Evenepoel. Lo hará consciente de la teoría que dice que quienes participaron en el ‘Infierno del Norte’ luego sufren, como si fueran quemaduras en las piernas, en los más de 250 kilómetros de la Amstel y quedan lejos del objetivo de beberse el gran vaso de cerveza con el que se obsequia al ganador de la carrera.  

Sin duda, eso es para otros que no se apelliden Pogacar, aunque tenga enfrente a Evenepoel, aunque sepa que ganar en solitario, tal como hizo hace dos años, será tarea complicadísima. Pogacar como buena parte de los indomables aficionados ciclistas siguió el Viernes Santo la Flecha de Brabante. El territorio belga sirvió para que el astro flamenco retomara la actividad deportiva después de cuatro meses de penurias físicas por culpa de la puerta trasera de una furgoneta de correos que se abrió justo cuando él pasaba en bici. 

El retorno fue magnífico y terminó en triunfo con la única oposición de otro ser extraordinario cuando rueda en bici y que se llama Wout van Aert. Este año también está en todos los ajos, anima, sufre más que disfruta, aunque acabe derrotado en lo que hasta el curso pasado era su mayor virtud. “Parece que haya perdido las fuerzas en los esprints”, se lamentó Van Aert tras ser superado por Evenepoel en la Flecha de Brabante.  

Van Aert (de amarillo) y Evenepoel se abrazan el viernes al acabar la Flecha de Brabantefle

Van Aert (de amarillo) y Evenepoel se abrazan el viernes al acabar la Flecha de Brabantefle / SOUDAL QUICK-STEP

Sin embargo, hay que reconocerle todas las virtudes, admirarlo al máximo y hasta darlo por otro de los destacados este domingo en la Amstel Gold Race. Sin Van Aert tampoco hay paraíso ciclista porque, aunque esta temporada no gane, ahí están sus datos: cuarto en Flandes y Roubaix y subcampeón del mundo de ciclocrós, entre otros puestos destacados. 

¿Será capaz Evenepoel de aguantar las embestidas de Pogacar? ¿Llegará el contrataque de la estrella belga? Será el primer acto (Eurosport) en la trilogía de las Ardenas, ya que los dos quieren cumplir el mismo objetivo, tres carreras y tres victorias. Y, evidentemente, siempre que no se dé otra sorpresa, sólo uno de los dos alcanzará el reto. 

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