Cine

Recomendaciones inútiles

El tratamiento de la transexualidad y el Holocausto en la híper nominada "Emilia Pérez" y en "A Real Pain"

Zoe Saldaña, nominada al Oscar a la mejor actriz de reparto por la película "Emilia Pérez".

Zoe Saldaña, nominada al Oscar a la mejor actriz de reparto por la película "Emilia Pérez". / Efe

María Donapetry

He visto dos películas últimamente que recomiendo perderse: "Emilia Pérez" (Jacques Audiard, 2024) y "A Real Pain" (Jesse Eisenberg, 2024). La primera es franco-mexicana y la segunda norteamericana. En ambos casos la nacionalidad de la producción es relevante porque nos proporciona puntos de vista que nos pueden ser ajenos, por muy avezados que estemos en cine americano y cine europeo. "Emilia Pérez" dura la friolera de 2 horas y 24 minutos, garantía de tostón y de dolor de glúteos a no ser que se trate de un fenómeno de brillantez inusitada, y no es el caso. Se la ha jaleado mucho por su tratamiento de la transexualidad y por la estupenda actuación de Zoe Saldaña. De acuerdo con que Saldaña se sale de lo normal en su papel. De hecho, es lo mejor de la película, aunque no la redima de sus muchas incoherencias. No sé lo que pensará una persona transexual, pero me atrevo a aventurar que no todas quieren parecerse a Raquel Welch en sus mejores tiempos, ni cambian de personalidad o de espíritu ético, después de las intervenciones quirúrgicas, de matón a paloma de la paz merecedora de veneración popular. ¿Y qué podríamos decir del México en el que se mueven los personajes? Pues nada, porque no hay en esta película ni la más mínima intención de acercarnos a su sociedad, sus costumbres o sus relaciones interpersonales. Más allá de que "Manitas" –el protagonista que pasa a ser Emilia después de operarse–se supone que es el típico matón narco mexicano, no tenemos acceso a ningún aspecto cultural de México.

Por su parte, "A Real Pain" parece estar llena de buenas intenciones que no cuajan en una buena película. Me explico: se trata de un viaje de varios norteamericanos judíos a Polonia, incluyendo una visita a un campo de concentración de la época del Holocausto. La acción y los diálogos se concentran particularmente en los de los dos protagonistas que son primos pero que no tienen en común más que sus pasados de niñez y juventud y el recuerdo de su abuela como superviviente precisamente de un campo de exterminio nazi. Sus respectivos desencuentros carecen del más mínimo atisbo de ingenio o profundidad. Sin embargo, irritan infinitamente al espectador que se queda a la espera (inútil) de algo que ilumine la relación o las circunstancias de los personajes. Quizás (todo puede ser), como yo no soy judía, no tengo acceso a la forma en que estos personajes expresan o podrían expresar un dolor histórico que inevitablemente han heredado. Quizás. Creo, a pesar de todo, que el dolor verdadero del que habla el título de la película (es lo que "Real Pain" significa en inglés) tiene menos que ver con mi empatía hacia la historia de los judíos que con la sensación de que me han cobrado una entrada para contarme muy mal una historia que habría podido ser emotiva y de cierta enjundia.

Dicho esto, allá ustedes. Puede incluso que las dos o una de ellas reciban tantos premios que dejen mis recomendaciones por los suelos. Así sea.

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