Opinión

Aquilino

Aquilino Román Pañeda, apasionado de la vida, abandonó el mundo terreno para convertirse en la nada, en ese polvo bíblico, en cenizas volátiles que no dejan rastro. Una terrible enfermedad pulmonar con transplante incluido transformó su existencia en los últimos dos años en un calvario continuo y sufrido. Su ardua patología sirvió a los cirujanos del complejo médico de Valdecilla, en Santander, para estudiar con decidido rigor los problemas derivados de las vías pulmonares y la opción a un trasplante renovador. En el caso de Aquilino, un segundo cambio pulmonar fue imposible y la derrota humana dictó sentencia a una edad temprana.

Lavianés ejerciente y coyantino –Valencia de Don Juan– por amor y sentimiento, amaba con pasión la vida, la disfrutaba con emoción, aprovechaba bien los momentos de ocio con familiares y amigos, su mujer Ángeles especialmente, y era un ejemplo para todos con su "carpe diem", ese vivir el presente que tan bien llevaba a efecto.

Trabajador incansable en su marmolería local, era un experto en el universo del vino sobre manera el prieto picudo leonés y todo un embajador de esos caldos allá donde estuviera, lo mismo que buen amador de la culinaria astur-leonesa. En Valencia de Don Juan en los largos días del verano, Aquilino formaba parte del ambiente afectivo de esta población mesetaria y dinámica donde los asturianos son legión. Entre baños piscineros, paseos matinales, lectura a la sombra de un olmo, amistades, bodegas y parranda, la vida cotidiana era un placer bien entendido y la marca hedonista de quien sabe lo que le gusta.

Aquilino no quería morirse tan pronto y se aferraba a la vida con fiereza y fuerza motriz, pero los designios de la providencia son inescrutables y la muerte devastadora no perdona. Sus amigos de Valencia de Don Juan, con Pepe el teniente de alcalde a la cabeza, estuvieron en las exequias fúnebres en la Pola y hablaron maravillas de Aquilino por su forma de ser, carácter y bonhomía. Sus íntimos lavianeses más de lo mismo, siendo Víctor Mayo desde Veracruz (México) quién con las lágrimas agarradas a la lejanía señaló que se fue un amigo del alma, una persona entrañable, un forofo impenitente del Real Titánico, del Real Oviedo y del Real Madrid y un sencillo animador de las relaciones humanas. Vita brevis.

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