Sara Torres: "La seducción sin ternura es un lugar muy peligroso"

"Un hogar nunca puede depender de un vínculo romántico porque la pasión es lo más inestable que hay", asegura la escritora gijonesa

Por la izquierda, Alba González y Sara Torres, en el Club LA NUEVA ESPAÑA.

Por la izquierda, Alba González y Sara Torres, en el Club LA NUEVA ESPAÑA. / Fernando Rodríguez

M. J. I.

Oviedo

"La ruptura es un don, un lugar para la oportunidad y debería asumirse así. Por el contrario, ante el sufrimiento de la pérdida una respuesta muy natural es reconquistar lo perdido. Es el lugar natural de la masculinidad, como ese pequeño león derrotado por su hermano mayor y mas fuerte, que enseguida encuentra un territorio nuevo en el que dominar". La escritora y poeta Sara Torres ofreció ayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA una lección magistral sobre la vida interpretada desde la ternura, en su más amplio sentido. Esa ternura ligada al deseo es una de las cuestiones que explora en "La seducción", su nuevo libro y segunda novela, de la mano de "Reservoir books".

Una novela donde hay tiempo para muchas reflexiones. Como la derivada de que "la idea de casa y pareja van juntas siempre; por eso es muy difícil saber cuándo tu deseo de pareja responde en realidad al deseo de tener un refugio, un lugar donde poder dormir, descansar y sobrevivir. En el momento en que metemos a otra persona ahí todo eso va junto, y eso hace que dejar a una pareja sea prácticamente imposible muchas veces", explicó la escritora, que mantuvo una conversación con la también escritora y política ovetense Alba González, para la que tuvo palabras de afecto. "Un hogar nunca puede depender de un vínculo romántico porque la pasión es lo más inestable que hay", remarcó. Sara Torres, doctora por la Universidad Queen Mary de Londres con la tesis "El texto lesbiano: Fantasía, fetiche y devenires queer", construye en su libro la historia de una joven fotógrafa que se pone en contacto con una escritora veinte años mayor para tomarle unos retratos mientras trabaja en su próxima novela, titulada "La seducción". Tras intercambiar correos, la escritora la invita a pasar unos días en su casa. Al llegar, nada es como esperaba. Ante el rechazo, la fotógrafa alimentará su ansiedad y su deseo.

"En las historias de ‘donjuaneo’ hay un solo afecto que no puede ocurrir y es la ternura. Si entras en la ternura se cae la seducción. La ternura no aparece como misteriosa ni sexy; más bien ese el lugar que a veces se enuncia como el fin del deseo", explicó Torres, crítica con esa idea que disocia seducción y ternura como dos conceptos no compatibles: "Eso es mentira. Me interesa mucho desmentirlo. La seducción sin ternura es un lugar muy peligroso donde los juegos de poder nos puede llevar a agujeros negros. Un cuerpo no llega a la ternura porque se ve a sí mismo en peligro", recalcó.

"Después de tanta miseria esa ternura es la única seducción salvable, pero en cuanto alguien habla de la vida desde esa calidez se le suele ridiculizar, cuando es lo único que importa", argumentó Sara Torres, que escribió el libro durante su estancia postdoctoral en Baviera en el sur de Alemania, un lugar en el que llegó a sentirse sola.

"Cuando faltan los afectos, las amigas, el cuerpo se pone en modo espera hacia un futuro que se supone que tiene que resolver todo lo que te esta fallando ahora. Esa visión procede de la cultura judeo cristiana. Cuando el ahora no es satisfactorio solemos proyectarnos de manera bastante agresiva en el mañana", concluyó.

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