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Covadonga Betegón, la primera catedrática de Ingeniería Industrial, se siente responsable de toda una generación de ingenieros

"La ingeniería es una profesión que da dinero, posibilidades y buenos puestos, y las mujeres deben estar ahí", defiende la gijonesa

Así es Covadonga Betegón, Catedrática de Ingeniería Industrial y "rompetechos" del mes de enero

Alicia García-Ovies

Gijón

Covadonga Betegón (Gijón, 1962) no estudió Ingeniería Industrial por vocación. La gijonesa soñaba en sus años mozos con hacer Matemáticas o Física, pero la ausencia de aquellas carreras en la oferta universitaria asturiana la llevaron a decantarse por una licenciatura de la que había oído hablar poco y todo ello a través de la boca de su hermano, quien antes que ella se había trasladado ya a Zaragoza para terminar Ingeniería Técnica. No se imaginaba por aquel entonces que acabaría por convertirse en la primera ingeniera industrial de Asturias en hacerse con la cátedra, ni mucho menos que ejercería durante siete años como vicerrectora de una Universidad, la de Oviedo, a la que ha visto crecer y adaptarse a los nuevos tiempos.

Aunque si hay algo que a Betegón le llena casi tanto como investigar, eso es fomentar e incentivar a las nuevas generaciones. En España hay actualmente en torno a 750.000 ingenieros, de los que solo un 20% son mujeres. Una cifra, en su opinión, demasiado baja. "Las mujeres tienen que perder el miedo a estudiar Ingeniería. No tienen que temer meterse en una profesión por mucho que se diga que es de hombres. La ingeniería es una profesión que da dinero, posibilidades y buenos puestos, y las mujeres tienen que estar ahí", sentencia.

Su experiencia le ha demostrado que "algunas de las virtudes que se asignan a las mujeres, aunque luego cada una tiene su personalidad, son fundamentales en una ingeniería. Un ingeniero tiene que ser organizado, saber resolver... Entiendo que las mujeres son muy capaces de ello. También es importante que haya otras formas de mandar y dirigir, otra forma de trabajar". Insiste, además, en que tiene "muchísimas salidas. Lo que nos cuesta encontrar es gente para becas o tesis porque prácticamente todo el mundo está trabajando. Es necesario que en España haya más ingenieros".

En su caso, Betegón comenzó su relación con la Universidad con paso firme, como todos los que ha dado a lo largo de su vida. La suya fue la tercera generación de ingenieros que se formaba en Asturias y todavía estaba todo por hacer. Los medios, recuerda, "eran pocos" y el número de alumnos escaso. "Había pocas chicas", reconoce, pero "no muchas menos que ahora. El porcentaje de mujeres que estudian Ingeniería sigue siendo tan solo del 20%", lamenta. A pesar de esta limitada presencia femenina, no se sintió nunca discriminada por sus compañeros ni por los profesores que la formaron: "Éramos como una familia".

Una beca del Principado le permitió trasladarse a realizar su tesis a Glasgow. Esta experiencia fue para ella un antes y un después, tanto en lo personal como en lo profesional: "Fue salir al mundo". "Irte de casa en aquellos años suponía irte sola con una maleta a un hotel mientras buscabas una residencia donde quedarte y sin poder comunicarte", cuenta. Por fortuna, la gijonesa dio "con un equipo de trabajo muy bueno" capitaneado por el profesor John Hancock. "Él me enseñó prácticamente todo lo que sé ahora porque me mostró cómo investigar para que yo posteriormente pudiera ser autónoma", agradece. A su lado, formaron grupo un compañero iraquí, otro chino y una escocesa. Un mix de culturas que le dio la oportunidad de "conocer puntos de vista distintos, que es fundamental en la vida".

Por esta tesis recibió en 1991 el premio extraordinario de doctorado en Ingeniería Industrial. Y lo más importante, le abrió un sinfín de puertas. Tuvo la oportunidad de quedarse en Glasgow, incluso de irse a Estados Unidos, pero finalmente decidió regresar a su tierra natal. ¿Qué le llevó a tomar esa decisión? Es algo que a día de hoy todavía desconoce, aunque tampoco se arrepiente de ello. En Asturias ha logrado desarrollar una carrera envidiable.

Si residir en Glasgow le marcó "profesional y personalmente", otro hito en su trayectoria fue conseguir la cátedra en Ingeniería Industrial. Un logro que se le resistió. Suspendió la primera convocatoria, a razón de que en aquellos años la oposición se realizaba a nivel nacional, siendo por tanto mucho "más dura". Pero la gijonesa no se amedrentó, volvió a intentarlo y se convirtió en la primera ingeniera industrial de Asturias en conseguirlo. "Le decía a Cristina Rodríguez (catedrática del área de Mecánica de Medios Continuos) que éramos responsables de la próxima generación de ingenieros del país porque nos recorrimos todos los tribunales de España. Al no haber muchas más mujeres y tener que cumplir la cuota, siempre nos llamaban a nosotras", relata.

Betegón es fruto de su tenacidad, de su pasión por la investigación y de sus ganas de aprender siempre algo nuevo, algo más. Estas cualidades fueron claves para que Vicente Gotor le ofreciese formar parte del equipo rector de la Universidad de Oviedo, una oportunidad que aceptó sin pensarlo porque es una de esas mujeres echadas para adelante y que no le teme a los retos. Porque ponerse en aquel momento en primera línea no era algo sencillo. La institución educativa tenía por delante un momento importante, había que adaptarse a los cambios y para lograrlo Paz Suárez Rendueles, vicerrectora en aquel momento, formó un equipo interdisciplinar que trabajó sin descanso. "Yo no conocía ni a Vicente ni a Paz, pero la propuesta me pareció interesante y realizamos un trabajo del que estoy orgullosa. Creo que fuimos lo más objetivos posibles, intentando no beneficiar a nadie", valora.

Fueron ocho años intensos. "Quizá estuve demasiado tiempo", reconoce ahora. Betegón ejerció primero como directora de área de Postgrado y Títulos Propios y posteriormente como vicerrectora de Extensión Universitaria, Cultura y Deporte (2009-2010); de Ordenación Académica y Nuevas Titulaciones (2010-2012), y de Internacionalización y Postgrado (2012-2016). También fue vocal de la Sectorial de Internacionalización de la Conferencia de Rectores de España (2013-2016).

Hasta la actualidad ha participado en más de una treintena de proyectos de investigación financiados en convocatorias públicas, en la mitad de ellos como investigadora principal, ha publicado diversos artículos científicos, participado en más de cuarenta contratos de transferencia con empresas y ha dirigido cinco tesis doctorales.

Es, sin duda, una carrera intensa y más que laureada con un currículo que Betegón seguirá engrosando en próximos años:. "Sigo intentando aprender, hacer cosas distintas en cada proyecto. Mi trabajo me sigue gustando lo mismo que antes".

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