La IGP Miel de Asturias, de la colmena a la conquista del mercado

Foto de familia en la presentación de la IGP Miel de Asturias.

Foto de familia en la presentación de la IGP Miel de Asturias. / M. J. I.

M. J. I.

Oviedo

Asturias es tierra de buena miel desde tiempos inmemoriales. El mérito lo comparten la naturaleza, que propicia la labor de las abejas, y los apicultores, que fomentan una producción dispuesta a crecer y llegar al resto del mercado español. Tras largos años de trabajo y espera, la miel de la región cuenta con una Indicación Geográfica Protegida (IGP), que la equipara, por ejemplo, a la de Galicia, con la misma figura ,o a la de La Alcarria o Granada, dos de las mieles españolas amparadas por una Denominación de Origen Protegido (DOP).

La IGP Miel de Asturias vivió el pasado viernes su presentación oficial, tras ser aprobada por el Principado hace ya más de un año. En realidad, ya se puede etiquetar y vender con el logo de la IGP desde el pasado febrero, con la concesión de la protección transitoria.

Al proceso le falta ahora el reconocimiento oficial por parte de la Comisión Europea, que debe incluirla en el registro comunitario. El sello de calidad agrupa a 60 productores y 32 envasadores, que forman parte del Consejo Regulador que vela por la normativa de la IGP.

La miel amparada por la etiqueta debe ser cosechada en Asturias y exclusivamente con colmenas de desarrollo vertical (Langstroth o Dadant), lo que deja fuera a los muchos truébanos o colmenas tradicionales. La miel no podrá ser pasteurizada, deberá ser extraída solo por decantación o centrifugado y no deberá ser calentada en ningún momento por encima de 40 grados. Por otro lado, los apicultores no alimentarán sus colmenas durante el periodo en que las abejas almacenan miel y tampoco aplicarán tratamientos mientras haya miel en las alzas. La IGP Miel de Asturias ampara a nueve variedades de miel producidas y cosechadas en el territorio del Principado. Son las mieles de bosque, de montaña (con un 80 por ciento de castaño o brezo, o la suma de ambos orígenes), de costa, de roble, de eucalipto, de castaño, de brezo, de madroño o de calluna (brezo del tipo "Calluna vulgaris"). Este año se certificarán unas 200 toneladas de miel, aunque el Gobierno asturiano prevé llegar a 400 toneladas en breve.

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