La búsqueda del "guitarrista de Montreal", el misterioso español que regaló a Leonard Cohen su voz musical

El escritor mierense Miguel Barrero rastrea en su nueva novela la figura del intérprete flamenco al que aludió el cantautor canadiense en su memorable discurso de los premios "Princesa": un nómada español en Montreal que se suicidó pocos días después de enseñarle en un parque seis acordes sobre los que Cohen construiría una legendaria carrera musical

Miguel Barrero, en Madrid, leyendo "El guitarrista de Montreal"

Miguel Barrero, en Madrid, leyendo "El guitarrista de Montreal"

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

El momentazo de la entrega de los premios “Príncipe” -entonces aún se llamaban así- del 21 de octubre de 2011 fue cuando el cantautor canadiense Leonard Cohen declaró en el Campoamor su pasión por Lorca y desveló en su discurso algo que nunca había contado en público. Toda su música, aseguró, nació cuando él tenía unos 15 años, en un preciso instante de su adolescencia, en un encuentro breve ocurrido en 1949 con un músico español, una guitarrista flamenco, que conoció en un parque de Montreal y que le enseñó a tocar seis acordes. Seis acordes sobre los que él construiría una carrera hoy legendaria como cantautor. Pero el guitarrista español, que entonces tenía 19 años y cuya identidad no desveló Cohen, se suicidaría pocos días de después de conocerse. En ese momento, el teatro entero quedó sobrecogido. Y entonces también, y sin que su autor lo supiera todavía nació, la novela “El guitarrista de Montreal”, la nueva obra del escritor mierense Miguel Barrero, que divide su tiempo entre su trabajo en Madrid y su puesto como director de la Semana Negra de Gijón.

¿Quién era aquel guitarrista? Ni Cohen lo dijo ni nadie, ninguno de sus biógrafos, pese a la importancia germinal del personaje, ha logrado identificarlo todavía. Barrero tampoco. Vaya por delante que “El guitarrista de Montreal” (ed. Galaxia Gutemberg) no desvela el misterio. Aunque lo buscó, aunque la novela echa a andar precisamente en torno a esa búsqueda, el personaje rastreado adquiere la inconsistencia de un fantasma. “El guitarrista de Montreal” es, más bien, un viaje hacia la certeza de que nuestras vidas se construyen con los caprichos del azar. Así la explica Barrero: “Es una narración errante porque va saltando en el tiempo, en el espacio, combina la autoficción con la ficción pura y dura, con los apuntes viajeros, con la recreación biográfica… En el fondo trata de preguntarse hasta qué punto lo que somos se debe a la casualidad y no a lo que nosotros hemos querido. Si Leonard Cohen no hubiera encontrado a ese chico en un parque seguramente no habría sido Leonard Cohen. Si este chico no hubiese sido profesor durante tres días de Leonard Cohen, no sabríamos lo poquísimo que sabemos de él, que es que una vez existió y estuvo en esos tres días en Montreal. Si Lorca no hubiese muerto como murió, seguramente sus versos no habrían llegado a Canadá y posiblemente Cohen no hubiera conocido su obra”.

LEONARD COHEN. PREMIOS "PRINCIPE DE ASTURIAS". CEREMONIA DE ENTREGA DE PREMIOS EN EL TEATRO CAMPOAMOR

Cohen en el Campoamor, durante la entrega de los premios Príncipe de 2011 / MIKI LOPEZ / LNE

Esa cadena de casualidades tiene un paralelo en la vida del autor de “El guitarrista de Montreal”, que estaba el día del discurso en el Campoamor, cubriendo el acto como periodista, pero tan solo archivó aquella alusión al maestro de Cohen “como una historia de la que a lo mejor en algún momento podía tirar. Pero pronto se me olvidó por completo”. En 2022, Barrero hizo un viaje a Montreal, la ciudad natal de Cohen, por motivos de trabajo. Entonces dirigía la Fundación Municipal de Cultura de Gijón. “Aunque fueron días muy ocupados, la primera mañana la teníamos libre y fuimos a comer a un restaurante en el que, cuando entramos, por el hilo musical empezó a sonar ‘Dance me to the end of love’. Entonces me acordé: pero si Cohen era de aquí, si aquí fue donde pasó aquella historia con el guitarrista...” Ahí comenzó la preparación de una novela donde la guitarra del protagonista también tenía un correlato en la vida de Barrero: “Aprendí a tocar la guitarra durante el confinamiento, fue mi tabla de salvación”. De eso habla también del libro, “de la capacidad redentora que tiene el arte, la cultura”. Al escritor mierense le ayudó a superar el encierro pandémico lo mismo que Cohen “conoce a ese el guitarrista en un parque que está detrás de su casa es un adolescente, en esa etapa en la que uno no sabe qué hacer con su vida y uno busca un asidero. Y este chico le da uno, le enseña a tocar seis acordes. Y coincide en un momento en el que él encuentra su voz musical pero también su voz poética porque, por la misma época, en una librería de Montreal a la que entra a curiosear se encuentra con libro de Lorca, que va a ser una influencia decisiva en su vida. De hecho, hasta su hija se llama Lorca.”

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Visitó Barrero el lugar de los hechos, el paisaje de la vida de Cohen en Montreal; leyó biografías, todas las publicadas en España, y habló con uno de los biógrafos, español y amigo del venerado cantautor. Nada. “Todos tratan el episodio de una manera muy anecdótica. Me sorprendió que nadie hubiera seguido esa huella porque sabíamos que era español, que era gitano y que tocaba la guitarra. De todo lo que intenté (para encontrar al guitarrista de Montreal) nada dio resultado, es como una figura fantasmal. Como si hubiese aparecido en el mundo solo en ese momento y luego hubiese desaparecido”.

-¿Y si Cohen se lo inventó? 

-Es una posibilidad, es una posibilidad. Pero no sé hasta qué punto eso puede ser así, porque realmente Cohen dio datos sobre él. Sería un hombre que llevaba una vida nómada porque cuando Cohen llamó preguntando por él dice que telefoneó a una ‘bawdy house’, una especie de prostíbulo. Con lo cual, seguramente vivía de muy mala manera en un rincón tirado de Montreal. Este guitarrista tenía un sobrenombre, según dijo Cohen. Lo llamaban ‘El hispano”. Imagino que era un tipo que andaba por las calles y lo que hago en el libro es fantasear con su posible biografía en Montreal, sobre sus orígenes españoles, ver qué tipo de gente era la que emigraba a Canadá en aquella época… Porque Canadá era un destino improbable. La emigración española la asocias a Latinoamértica, como mucho a Estados Unidos, y no piensas en Canadá. Pero en Montreal, muy cerca de donde está la casa que Cohen compró cuando era un cantautor famoso, está el Círculo Español de Quebec, en un barrio donde hay bastantes negocios que remiten a España. Con lo cual, sí que hay un cierto asentamiento español en Canadá. Pero nadie me supo dar referencias de aquel hombre….

El próximo 30 de abril, “El guitarrista de Montreal” llega a las librerías.

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