Leví Star despegó en Oviedo al planeta del cine y la música, y ahora presenta el largometraje "Las Tr3s Partes Del Espejo"

El artista busca "formas de comunicación que conectan con los sentimientos más profundos de la gente y al mismo tiempo son mecanismos que hacen que mi alma sea libre en cada nueva aventura"

Leví Star.

Leví Star.

Tino Pertierra

Tino Pertierra

Leví Star (Madrid) Jorge Leví Cienfuegos de Caso (Oviedo, 1978) es director, músico y guionista. Ha desarrollado un estilo que destaca por sus símbolos y metáforas. Actualmente está presentando el largometraje "Las Tr3s Partes Del Espejo". Como músico ha colaborado en proyectos de cine y moda, editado varios discos e interpretado sus composiciones en escenarios como el Whisky a Go Go en Hollywood o The Bluebird Cafe en Nashville

El ovetense Leví Star es director de cine, escritor y músico a partes iguales. Un todo. En realidad, matiza, todas las facetas del arte "están comunicadas entre sí porque todo es contar historias y expresar sentimientos que pueden transmitirse en diferentes formatos. Son formas de comunicación que conectan directamente con los sentimientos más profundos de la gente y al mismo tiempo son mecanismos que hacen que mi alma sea libre cada vez que estoy metido en una nueva aventura".

Crear y levantar este tipo de proyectos no resulta nada fácil, así que "además de una dedicación absoluta, hay que estar dispuesto a soportar sacrificios, tristezas y sufrimientos de los que dejan huella para siempre. Si algo caracteriza la línea temporal de un artista es la constante y profunda inestabilidad".

De pequeño pasaba muchas horas solo y pensaba que "muchos de mis ídolos cinematográficos y musicales, tan lejanos en el espacio y en el tiempo, eran seres de otro planeta al que yo quería pertenecer. Quería hacer cosas así pero no había nada en mi entorno que guiase mis pasos hacia ese lugar. Todo eso cambió un día en el que, por casualidad, volviendo de clases particulares, me encontré con un estruendo brutal que salía de un garito que había detrás de la antigua estación de autobuses de Oviedo".

La simple idea de que aquello pudiera ser un verdadero concierto de rock "en un sitio tan cerca de mi casa, hizo que corriera como un poseso y bajase las escaleras de la entrada hecho un manojo de nervios. Allí había unos chicos que parecían más o menos de mi edad y estaban actuando con una actitud y unas pintas que bien podrían ser las de todas aquellas estrellas a las que nunca había podido conocer pero con las que tenía tanto en común".

Se dio cuenta de que "no hacía falta estar en Los Ángeles para expresarme tal y como lo estaban haciendo esos muchachos... tan solo dependía de mí para abrir las puertas de ese ‘planeta’ con el que siempre había soñado. En ese instante infinito era tal la cantidad de cosas que me pasaron por la cabeza que mi cerebro no lo pudo soportar y tuve que salir corriendo literalmente... Todavía recuerdo la sensación de volver a casa respirando agitadamente mientras pensaba que por fin había descubierto mi destino: ‘Hoy es el primer día del resto de mi vida. Voy a ser un artista libre’".

Su primer viaje como músico lo hizo con 18 años al norte de Inglaterra "y lo hice completamente cegado por la idea de seguir los pasos de los ‘Beatles’. Viajar fuera de tu entorno es fundamental para crecer como persona y, en este caso, el hecho de tener también que buscarme la vida para cubrir las necesidades básicas me vino muy bien para madurar rápidamente y aprender a la fuerza muchas cosas que conlleva esta profesión. La escena musical que encontré era muy activa y tenía mucho nivel, porque había actuaciones todos los días y la gente estaba acostumbrada a que la música en directo fuera una parte central del entretenimiento. Así que, poco a poco, acabé cogiendo tablas, tocando todos los días de la semana y tuve la suerte de coincidir y aprender con artistas de talla mundial como los ‘Stranglers’".

Su consejo para cualquier cineasta o músico es que "aprovechen al máximo su entorno, porque ese es un privilegio que solo está al alcance de los que están ahí. Ahora, aunque estés en Oviedín o en Benia de Onís, cada presentación que realices es a nivel mundial y hay que hacer que eso sume, porque todo lo que te rodea te aporta autenticidad y te dota de un tono distinto al del resto del mundo".

Si piensa en Asturias, lo primero que se le viene a la cabeza es el "sonido de limpio" de la naturaleza, los pájaros, las hojas de los árboles, los ladridos de los perros en los pueblos, el olor de la hierba... "También recuerdo disfrutar del ritual de parar en cualquier sitio a comer algo y ver como todo lo que me rodeaba era pura cultura asturiana... Los que pueden tomar un culín de sidra o ir a comer el bollu al prau siempre que quieren no saben lo afortunados que son".

Los mayores obstáculos han venido "por no entender cómo funcionan las cosas en el mundo del espectáculo y también por creer que alguien vendría a solucionar las cosas que yo no sabía o no quería hacer. Desconocimiento, ingenuidad y miedo son los combustibles perfectos para llevarte una buena decepción, pero precisamente son los fracasos lo que me ayudaron a comprender que nadie vendría a salvarme y los que me hicieron más fuerte como artista y como persona".

Desde la distancia física y temporal, "Asturias es un escenario de un cuento de hadas. La mayor ventaja es la calidad de vida, el carácter de la gente, los paisajes paradisíacos y su gastronomía deliciosa. Dicho esto, me preocupa mucho el ascenso vertiginoso que está sufriendo como destino turístico, así como la entrada de grandes compañías a todos los sectores de la región. Habría que tener mucho cuidado con esta tendencia y que más que nunca se debería apostar por los pequeños comercios, los establecimientos locales y sobre todo por el talento local, que hay mucho y muy bueno".

Del panorama musical asturiano, Fernando Malva, Nacho Felipe y Alejandro Espina fueron ejemplos cercanos para entender la música "como un trabajo de artesanía. De su humildad y calidad humana atesoro experiencias y aprendizajes que jamás olvidaré. Otros asturianos claves en mi vida son Tino Casal e Igor Paskual, porque fueron los que me demostraron que las estrellas podían estar y ejercer en cualquier parte. El escenario más especial del mundo es el que tú elijas, incluso en un garito junto a la antigua parada de los Alsas. Respecto al cine, nunca tuve la suerte de tener a nadie cerca que me pudiese mostrar el camino hasta que llegué a Madrid, donde conocí al actor y director Bruno Martín, que fue quien me enseñó las guías necesarias para poder montar pequeñas películas. También en Madrid conocí a una de las personas determinantes de mi vida, Nacho Adorna, asturiano de adopción, maestro del pensamiento lateral con quien aprendí a perfeccionar el arte de contar historias a través de la escritura".

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