Asturias exporta talento
Susana Roza pasó pantalla y enseña a hablar en público a profesionales de todo el mundo: "La vocación se mantiene trabajando en lo que te gusta sin bajar la guardia"
La presentadora de informativos de televisión en Asturias, Madrid y Estados Unidos durante años es ahora formadora en comunicación

Susana Roza, en la actualidad.
Susana Roza Vigil (Madrid). Nacida en Oviedo en 1965. Periodista, formadora en comunicación y conferenciante. En la actualidad su trabajo está centrado en mejorar la habilidad de comunicar de ejecutivos de multinacionales, presidentes de corporaciones o grupos de profesionales de todo el mundo. Antes fue presentadora de informativos de televisión durante 23 años. Empezó en el Centro Territorial de TVE en Asturias y de allí pasó a la CBS en Miami, la CNN en Atlanta y TVE en Madrid.
La periodista ovetense Susana Roza Vigil fue durante muchos años un rostro familiar que entraba en los hogares como presentadora de informativos. Ahora aprovecha esa larga experiencia para cambiar de canal y enseñar a hablar en público. ¿A quién? "Mis clientes son sobre todo ejecutivos de multinacionales, presidentes de corporaciones o grupos de profesionales muy competentes pero a los que les cuesta comunicar de forma convincente, estructurada y pausada. Yo misma aprendí a hablar ante la cámara sin formación previa, sentándome a verme en las grabaciones de los telediarios. Después de los años que pasé presentando ‘Panorama Regional’ en los noventa, me fui a Estados Unidos y allí me sorprendió que cualquier sheriff del condado habla con calma, claridad y carisma ante una cámara. Son conscientes de lo importante que es la comunicación en público y reciben formación desde niños".
Y a la vuelta a España se dio cuenta de "la cantidad de profesionales españoles extraordinarios a los que podía ayudar a comunicarse mejor, a contestar a preguntas difíciles ante los medios, a hacer presentaciones sin nervios. Y me gustó tanto que dejé la televisión para dedicarme solo a la formación en comunicación. La parte más gratificante es ayudarles a mejorar, y últimamente la que menos es viajar por trabajo, las noches fuera de casa, ir a una ciudad y conocer solo el aeropuerto".
Su padre, Rodrigo Roza, fue "un gran empresario (fundador de La Tila) y mi abuelo materno, Carlos Vigil, empezó siendo carpintero, luego capataz y acabó siendo constructor. Mi abuela paterna, Pila, tenía una carnicería en el Fontán. Creo que lo de montar mi propio negocio me viene en los genes, aunque el desarrollo de la vocación es puro trabajo. Como dice un gran amigo ‘no es talento, es oficio’. La vocación se mantiene trabajando en lo que te gusta, aprendiendo día a día y sin bajar la guardia".

Susana Roza, en los tiempos de TVE. / LNE
Su primer viaje al extranjero fue a París con 13 años: "Y me sorprendió entonces la mezcla de razas viniendo del Oviedo de finales de los 70, donde todos éramos blancos. Y como profesional mi gran viaje fue al aceptar mi primer trabajo en el extranjero: ser presentadora de un informativo internacional en Miami. Me sorprendió lo fácil que es endeudarse para consumir y empecé a apreciar Latinoamérica. Colombia y Brasil serían desde entonces dos países que me marcaron". A quien quiera seguir sus pasos, o sus planos, un consejo: "Que estudie idiomas. Para mi profesión y para la de cualquiera, aprender a comunicarse en otro idioma te abre la mente, ves otro mundo más allá del tuyo. Porque, como dice mi madre, ‘el mundo no tien portilles’. Hay mucho que aprender fuera y hay que salir a descubrirlo con respeto y sin miedo. Y hoy la tecnología nos lo pone fácil".
Qué recuerdos: "La frase de mi padre para levantarnos: ‘Arriba, que ya pasaron les lecheres’; la comida del colegio (soy de las primeras generaciones que salieron del colegio Meres y ¡no había tortilla tan rica como aquella!); las tardes con la pandilla de Gijón en la escalera 14 de la playa de San Lorenzo. Tuve una infancia y una adolescencia muy felices".
Y también se considera afortunada "en mi vida profesional. Hubo obstáculos, como no dominar el idioma al cien por cien recién llegada a Estados Unidos o a Brasil, o los ocho años que pasé levantándome a las tres de la madrugada para presentar el Telediario matinal de TVE. Pero el idioma se estudia y se practica y al cuerpo hay que adaptarlo a los madrugones. Con disciplina y fuerza de voluntad hay reveses que se superan. Y creo que lo que más me ha enriquecido son las ganas de disfrutar de la vida, de conocer, de viajar y de aprender. ¡Todavía me queda mucho!".
De lejos a Asturias siempre la ve "maravillosa. Los que solo pasamos temporadas nos quedamos con lo que nos hace felices: hablar asturiano, beber sidra con amigos, un vermú en La Paloma, darse un ‘calonín’ en Torimbia, dir poles caleyes de Muñó recordando mis orígenes. Pero hay que ser realista: esa es solo una cara de la moneda y los que no vivimos en Asturias vamos a disfrutar de lo bueno. Obviamente también tiene carencias. Para mí una de ellas es la falta de gente joven. Me acuerdo que unos amigos asturianos que me vinieron a visitar a Río de Janeiro se quedaron sorprendidos de la cantidad de jóvenes y niños que hay allí en las calles, la antítesis de un paseo por Oviedo". Sus experiencias "en otros sitios en los que viví, Miami, Atlanta, Río de Janeiro, Madrid, no son extrapolables. Fueron maravillosas para mí pero en unas condiciones muy distintas a las que hoy tiene Asturias. Pregúntamelo de nuevo cuando me jubile y viva otra vez ahí".
Su gran maestra ha sido su madre, Rosa Vigil: "Antes de plantear todas mis experiencias fuera de España siempre me dijo: ‘Adelante, hija… no te preocupes por mí, yo voy a estar bien’. Eso es querer de verdad a un hijo, darle la libertad para que se separe de ti –a pesar del dolor de madre– y crezca independiente y libre. Y otro de mis referentes son mis hijas. Me enseñan a vivir con la mente abierta, a no juzgar al diferente, a ver el mundo con sus ojos. La mayor vive en Londres y la pequeña en Milán, pero ¡sienten les fiestes de prau como si fueran de Colloto!".