Los de la oreya llarga dan chorizos y también evitan que el monte queme
"En la Expo Universal de 1851 el mejor jamón del mundo era de gochu asturcelta"

Julián Rus
Luis Coto, criador de gochu asturcelta en Premoño. Luis Coto Caramés, de 43 años, es técnico de medio ambiente en la industria química. Pero su segunda ocupación es la de ganadero. Cría gocho asturcelta en extensivo en un monte de Premoño y comercializa su carne y embutidos con la marca Ca Mamina. Cría un producto de muy alta calidad –tiene lista de espera–, pero también contribuye a la conservación del entorno porque sus cerdos, además, mantienen limpio el monte, lo que evita que se llene de matorral y sea pasto de los incendios
"Más allá de que en mi casa había xato y gocho para matar, pa casa, pal congelador, nadie se dedicaba a la ganadería profesionalmente. Lo mío empieza por aprovechar un poco les finques que había en casa y meter oveyes a pacer y a tener les finques limpies. Eso después creció col asunto de los caballos. Metíme en temas de educación de caballos con doma natural. Tuve unos cuantos años dedicándome a educar caballos y a educar persones que queríen montar".
"Dejélo en el 2018 porque era incompatible col horario laboral, porque mi actividad principal ye la de técnico de medio ambiente en la industria química. Cuando estás educando un caballo hay que ser persistente y dedicarle un tiempo. Llegó un punto en el que no podía. Y tengo dos neños pequeños, que hay que educalos también. Se llaman Alejandra, de 9 años, y Rodrigo, con 4".
"Aparqué el tema de los caballos, ¿y qué paso? Pues sobrábame tiempu. Esto de los gochos ya lo teníamos en mente desde haz mucho, ya del tiempo de mi padre, que falleció ya hace 12 años. Siempre nos picó la curiosidad. ¿Qué pasa si traemos p’acá un par de gochos y criámoslos en casa? Traje tres o cuatro gochucos p’aquí, para un monte a ver qué pasaba. Y, claro, el tema ye que salió muy bien".
"Ellos tan en régimen extensivu en un monte del pueblu, de castañales y de carbayos. Ahí tan todo el añu, nada más que bajen les hembres a la cuadra a parir los lechones. En Asturias seremos unos 20 o 30 criadores de gochu asturcelta y casi el 100% ye en extensivo. Ye una raza que tien tendencia al engrasamiento. Si la metes en una cuadra consigues una canal con un exceso de grasa que no ye deseable. Tienes que tenelos en extensivo para que se muevan. Moviéndose también mejoras mucho la calidad de la carne".
"Tener los animales en extensivo tiene todo lo bueno que pa ellos ye en cuanto a bienestar y en cuanto a la calidad que te van a ofrecer cuando los sacrifiques. Y luego ye que pases de tener un monte, como el mi caso, que taba abandonáu a tener un monte limpiu. Cuando los metí al monte no se entraba, no podíes avanzar un metro por la maleza. Ahora tan fozando todo el día, alimentándose de los bulbos, de las raíces, allí solo hay árboles, no hay maleza. Eso ye una ventaja porque oxigenan el terreno, en el caso de los árboles, y evitan que crezca maleza. Y si hay maleza, hay incendio. Ye una simbiosis muy buena el aprovechamiento de todos los recursos".
"Metíme en esto porque soy un poco mente inquieta y parecíame que podía haber un negocio. No muy rentable, te digo, porque el que tenga ganado sabe que con los animales todo cuesta muchísimo. Pero sí que me parecía que era una forma de tener otro ingreso. Y yo qué sé, yo tengo guajes y, a lo mejor, ye la opción de que ellos tengan algo aquí. Que estudien, por supuesto, y que se formen, pero que no tengan que dir fuera si esto funciona. A lo mejor dicen: cago’n diez, igual tiro por lo de casa. O no, porque no lo quieren ver delante. Yo qué sé".
"Tamos vendiendo lotes de carne fresca de gocho y embutido. Pues funcionan de tal modo que la muyer, que antes trabayaba de administrativo, tiró por esto. Ahora oficialmente ye ganadera también. La marca ye Ca Mamina. Nosotros vivimos en lo que era la casa de mi güela, a la que cariñosamente la llamábamos ‘mamina’, como mucha gente. Nosotros tenemos la suerte de que, además de los clientes, tenemos dos restaurantes en la familia. Tenemos lista de espera. No te estoy diciendo que esté vendiendo una barbaridad y haciéndome rico, lo que digo ye que, para los pocos animales que tengo, prácticamente está todo vendido. Yo animo a todos los criadores a que hagan lo mismo: vender directamente al cliente final o a un restaurante. Ye la forma de ganar algo de dinero. Con intermediarios, ahí no hay beneficio. Ye trabayar para el otro y, qué quieres que te diga, no ye el mi plan".
"Como cualquier otro pequeño productor, tú tienes que apostar por la calidad. Los animales tienen que tener un tiempo de cría específico y hay que matalos en el momento oportuno, no val enviar gochos al matadero porque sí y de cualquier modo. Nosotros mirámoslo mucho. Y que la alimentación sea natural, no alimentamos con cebo industrial. Para conseguir un buen animal tengo que tar entre doce y quince meses alimentándolo. Con ese tiempo y esa alimentación los mis gochos pesan entre 120 y 140 kilos, mientras que un gochu blanco de cebo en una nave industrial con diez meses ya alcanzó ese peso. De momento está yéndonos bien. ¿Podía irnos mejor? Sí, porque está todo carísimo, pero sobrevivimos".
"Tamos en una época en la que la gente ta valorando mucho el origen del producto y que vaya ligado a un valor añadido. No ye solo comer. La gente busca que detrás haya algo más, en este caso un pequeño productor que cría en extensivo y que mira por la zona, por el medio ambiente, eso la gente valóralo. Y luego tien que tar buenu, no ye solo que tú lo empaquetes muy guapo. La pandemia ayudó un poco a esto, a que los pequeños productores podamos asomar un poquitín más la cabeza. Además, los grandes cocineros tan apostando de verdad por este tipo de productos. Y si la gente común ve que los grandes chefs hacen estas cosas vamos detrás todos".
"Llegué a hacer jamón con estos gochos y lo llevamos a curar a Tineo. El suroccidente de Asturias sería la mejor zona para curar por el tiempo que hay. El primero que trajimos para aquí tuvo dos años y medio curando, que ye una barbaridad. Pues todavía y-faltaba un poco. Pero el veteado y el sabor eran impresionantes. Si te pongo un ibérico al lado no sabes diferencialo, de verdad, era cojonudu. Dicho esto, no nos podemos igualar a Salamanca o a Extremadura. Pero mira, cuéntolo siempre, en la primera Exposición Universal de Londres, en 1851, salió el mejor jamón del mundo uno de Avilés. Los jamones eran de gochos del Suroccidente y por aquel entonces solo había gocho asturiano, no había gochu blanco. Con lo cual se puede lograr un producto tremendo".
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