Emilio dice que el AVE se puede mover con escanciadores

"Asturias tiene de todo, pero lo que realmente nos diferencia es la cultura sidrera, lo que va a ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO"

ASTURIANOS EN GIJÓN: Emilio Rubio

Julián Rus

Eduardo Lagar

Eduardo Lagar

Emilio Rubio, sidreru. Regenta la sidrería la Montera Picona, en el Llano, su barrio natal. Es un firme defensor del escanciado a mano y, en su local –premiado como la mejor sidrería de la ciudad en el certamen Gijón de Sidra–, echan culetes algunas de las grandes estrellas regionales del escanciado.

"Nací y me crie en El Llano de Abajo. Empecé ingeniero técnico industrial, pero con 19–20 años me ofrecieron trabajo en una empresa de transporte. Empecé descargando camiones, luego pasé a la oficina gestionando mercancías de todo tipo, por carretera, marítima, aérea... Acabé dejando los estudios. Hasta los cuarenta trabajé en el transporte. La dinámica que yo llevaba... Le dedicaba 24 horas al día, siete días a la semana. Hasta que un día para otro me bloqueé, me quemé, lo dejé. Me metí en la hostelería. Tengo cincuenta y un años, llevo once en hostelería".

"Cuando dejé el transporte, conocí a mi actual pareja, que tenía una cafetería al lado de mi casa. Empezamos a salir. Luego surgió la posibilidad de coger una sidrería. Pregunté por ella los dueños, que tenían muy mala experiencia alquilando el local. Decían que solo la iban a alquilar a un profesional. Fuí con mi traje y mi corbata. Les expuse las ideas que tenía. Era un local mítico de Gijón, la sidrería Ramón, de El Coto. El día que me dieron las llaves y me vi en medio de aquel local no sé si me eché a llorar, pero temblaba. Me di cuenta de que no tenía ni idea ni de hostelería. Unas llaves en medio del local y ahora qué hago yo. Tuve la suerte de rodearme de un personal que ayudó mucho a arrancarlo. Luego, a formarte, a escuchar a los que llevan toda la vida en esto. Al tercer año de tener Ramón también cogí esta otra, la Montera Picona. Tiene más de cincuenta mesas. En la terraza tiene capacidad para más de 100 personas sentadas. Como sidrería hasta hace poco estaba considerada la más grande de Gijón. Luego, cuando la pandemia hubo que decirse por una de las dos y dejamos Ramón"

"La sidra mejoró mucho. No ye como antes. Ahora hay sidra buena o muy buena. Pero no se puede entender la sidra sin un escanciador detrás. Un ser humano, me refiero. No uno eléctrico o un tapón. Un paisano o una paisana echando un culín. Para que la sidra realmente saque sus valores, para ser una bebida distinta como es, única en el mundo, tiene que escanciarse a mano. Asturias tiene muy buenas cosas, pero el diferencial respecto al resto del mundo son los escanciadores".

"Una sidrería es un sitio donde se vende sidra y se escancia sidra, punto. Hay dificultad para encontrar personal, pero el escanciador no puede desaparecer. Cada uno en su casa sabe sus costes y sus gastos, yo espero no escupir muy alto, pero el día que me tuviera que ver obligado a poner un aparato eléctrico en la sidrería me plantearía muy seriamente dejar la sidrería como tal. Pondría una cafetería, un restaurante, un bar. No entiendo ni comparto venderse como una sidrería cuando el trato a la sidra no es el adecuado".

"La verdad es que yo llevo una temporada muy grande con muchísima suerte, tengo gente muy buena tanto escanciando como llevando el comedor. Tengo a mi mujer, Alejandra Vanegas, que ganó el campeonato de escanciado de ‘Gijón de sidras’, donde también premiaron a la sidrería. Tengo a Jorge Vargas, fue ya campeón de Asturias y que este año quedó tercero y el año pasado segundo. Y está Wilkin Aquiles, dos veces campeón del mundo y cuatro veces campeón de Asturias y concursante de ‘Got Talent’ echando sidra llevo. Un míticu"

"Es un oficio que nadie lo quiere, es muy duro. Aparte de la labor de un camarero, estás hablando una persona que echa ocho cajas un sábado por la tarde, eso son 96 botellas, por seis veces que levanta el brazo cada botella. Las cifran marean. Aquí hay sábados que se echan 60 cajas de sidra, pero llegamos a 110. Está el escanciar y luego el orden que tienes que llevar para ser buen escanciador por cuestión de las mesas".

"Cuando tú tienes con un buen escanciador, y más cuando es un profesional reconocido públicamente, tiene que tener su categoría. Llevamos un año esperando a que se cree la categoría de escanciador y no acaba de salir. Se trataría de equipararlos al maître para que el nivel de sueldo sea similar. Porque, vamos a ver, en un escanciador no solo están el hecho de escanciar bien y sacar los culetes a medida, tiene que tener unos conocimientos básicos sobre la temperatura y el tipo de sidra, porque no todas las sidras se escancien igual. No solo ye levantar el brazo y que caiga al chorro recto. Hay mucho más detrás".

"Gijón es una ciudad que tiene de todo. Lo único que le falta ya es un parque acuático (risas). Tenemos playa, casco antiguo, una gastronomía reconocida, tenemos el mundo de la sidra… Y ahora con el tema del AVE aún más. Tenemos que estar concienciados de que hay que aprovecharlo, porque entramos en competencia real con otras ciudades. Mira, a veces estás enfrascado en tu mundo y no te das cuenta de cosas. El año pasado, de la que volvía de Madrid en AVE hasta León, creo que era el de las seis de la tarde, quedé con la boca abierta del barullu de gente que se bajó allí".

"Eso hay que pelearlo, cuidado, que la gente no va a venir a Gijón por venir. Y cuando lleguen aquí tendrán que encontrarse realmente en lo que creen que se van a encontrar. El año pasado, y éste vamos a volver, fuimos con el Principado a Fitur a escanciar la muyer y yo. Vamos a estar cinco días escanciando, explicando a todo el mundo lo que es la cultura sidrera; echaremos cien cajes. Pero luego, cuando llegas a Gijón con esa imagen de ir a una sidrería y ver ese espectáculo, que el producto está muy bueno haciéndolo así, si luego no encuentras un sitio donde se levante el brazo… pues qué. No se puede vender una fachada que no podamos cumplir.

"Asturias tiene de todo, pero lo que realmente nos diferencia es la cultura sidrera, lo que va a ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Escanciadores solo los hay en Asturias. Pero hay que cuidarlo todo. Si luego, para ver una pumarada te las ves y te las deseas… O la marca de ‘Sidrerías de Asturias’, que se promovió hace años parece que está muerta. Existe la marca, seremos unos veinticuatro y hacen auditorías, pero está parada. Los motivos no lo sé. Parece que al sector la publicidad conjunta no gusta. A mí no me importa que vayamos todos juntos, luego cada uno tiene su local y su identidad. No nos vamos a pisar, todo lo contrario. Si conseguimos que en vez de mil vengan dos mil entre todos, pues mejor. Pero parece que aquí ir todos al unísono es complicadísimo".

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