Denuncia de la Fundación Einstein

Las estrategias políticas están erosionando el progreso científico y promoviendo realidades alternativas

Los gobiernos autoritarios están construyendo discursos negacionistas para consolidar su poder: ¿Qué está pasando realmente y cómo podemos protegernos?

Martin Renner, presidente de la Fundación Einstein. / Einstein Foundation.

EDUARDO MARTÍNEZ DE LA FE/T21

Madrid

El presidente de la Fundación Einstein, Martin Rennert, denuncia que el uso político de la ciencia amenaza no solo el progreso científico, sino también los valores democráticos fundamentales. Propone combatir la desinformación y promover una comprensión más amplia del impacto social de la ciencia.

El ataque a la ciencia y su instrumentalización para fines políticos y económicos es un fenómeno global que amenaza no solo el progreso científico, sino también los valores democráticos fundamentales, denuncia Martin Rennert, presidente de la Fundación Einstein (creada por el Estado de Berlín), en un artículo publicado en Tagesspiegel.

Explica cómo los regímenes autoritarios y ciertos intereses económicos han emprendido una campaña deliberada contra la autonomía de las instituciones científicas.

Este fenómeno, que Rennert describe como un intento de control y sometimiento, se refleja en políticas concretas como la desregulación ambiental en Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, un caso emblemático que ilustra el impacto devastador de estas estrategias.

La ciencia como objetivo de control

Rennert plantea que los ataques a la ciencia no son incidentales ni aislados, sino parte de una estrategia sistemática para debilitar instituciones autónomas que promueven el pensamiento crítico y desafían las narrativas oficiales. En su análisis, destaca cómo la ciencia, al ser una fuente de conocimiento independiente, representa una amenaza para regímenes autoritarios y actores económicos que buscan consolidar su poder.

En Estados Unidos, por ejemplo, las políticas de Donald Trump marcaron un punto de inflexión en la relación entre gobierno y ciencia. Rennert señala cómo programas clave de investigación científica fueron desmantelados o privados de financiación. Esto incluyó investigaciones sobre el cambio climático y el cáncer, así como restricciones presupuestarias para instituciones como los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y la Fundación Nacional de Ciencias (NSF). Además, términos como "cambio climático" han sido eliminados deliberadamente de sitios web gubernamentales, lo que evidencia una estrategia para construir "realidades alternativas" que ignoren las evidencias científicas.

El caso de la EPA: desregulación ambiental

Un ejemplo particularmente ilustrativo del ataque a la ciencia fue la desregulación ambiental liderada por Trump a través de la Agencia de Protección Ambiental (EPA). Según un análisis publicado al respecto en el Frankfurter Allgemeine Zeitung, esta política tiene como objetivo desmantelar décadas de avances en la protección climática. Durante su segundo mandato, Trump ha revocado más de 100 regulaciones ambientales, incluyendo normas sobre emisiones industriales y estándares para vehículos. Estas medidas no solo ignoran las advertencias científicas sobre el cambio climático, sino que también favorecen intereses corporativos a expensas del bienestar público, señala el rotativo alemán.

La desregulación bajo Trump refleja una tendencia más amplia: el uso del poder político para desacreditar a la ciencia y promover agendas económicas específicas. Esto ha supuesto un debilitamiento estructural de las agencias científicas y una erosión del papel de la evidencia en la formulación de políticas públicas, concluye el Zeitung.

Una amenaza universal

Aunque Rennert se enfoca principalmente en Estados Unidos, advierte que este fenómeno trasciende fronteras. En todo el mundo, los regímenes autoritarios han adoptado tácticas similares para someter a la ciencia a sus intereses políticos. La negación del cambio climático es uno de los ejemplos más claros: gobiernos y corporaciones han invertido recursos significativos en campañas de desinformación diseñadas para confundir al público y minimizar los riesgos ambientales.

La construcción de "realidades alternativas" no solo debilita el progreso científico, sino que también erosiona los valores democráticos al fomentar la ignorancia y el conformismo. En este contexto, Rennert subraya que la autonomía científica es esencial para preservar sociedades libres y abiertas.

El papel crucial de la comunidad científica

Ante este panorama preocupante, Rennert hace un llamamiento a la comunidad científica para defender su integridad frente a los ataques políticos y económicos. Esto implica no solo resistir las presiones externas, sino también colaborar con otras disciplinas —como las artes y las humanidades— para combatir la desinformación y promover una comprensión más amplia del impacto social de la ciencia.

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La educación juega un papel central en esta lucha, según Rennert: es fundamental para garantizar que el conocimiento científico sea accesible para todos y fomentar un pensamiento crítico desde edades tempranas. Solo así se podrá contrarrestar eficazmente los intentos de manipulación política y proteger a las generaciones futuras, concluye el científico alemán.

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