Entrevista

Fátima Ofkir: "Los primeros días en la prisión de Omán tenía miedo incluso de ir al baño"

La joven de L'Hospitalet, de 25 años, concede una entrevista a EL PERIÓDICO en la que explica qué sucedió en el país árabe y los siete años que permaneció encarcelada por tráfico de drogas

Fátima Ofkir, este viernes en el despacho de Vosseler Abogados, en Barcelona.

Fátima Ofkir, este viernes en el despacho de Vosseler Abogados, en Barcelona. / Zowy Voeten / EPC

Germán González

Barcelona

El sultán de Omán le concedió un indulto real después de permanecer durante siete años en una cárcel de este país árabe, tras ser detenida con 18 años por tráfico de drogas. Fátima Ofkir, vecina de L'Hospitalet, era la española más joven presa en el extranjero hasta que el domingo 30 de marzo aterrizó en el aeropuerto de El Prat. El fiscal pedía la pena de muerte, pero el juez se la conmutó por cadena perpetua. En España, de haber sido declarada culpable, la condena habría sido de cuatro años de cárcel. Tenas, la abogada Mónica Santiago, de Vosseler Abogados, logró con sacarla de la cárcel, con la ayuda del jurista Baltasar Garzón y el empresario Antonio Sagnier. Fátima reconoce que la vida le ha dado una segunda oportunidad y no piensa desaprovecharla. El objetivo: estudiar Derecho.

¿Cómo era su vida antes de viajar a Omán?

No estaba direccionada, no tenía un guía. Quería ser algo que no era. Ese es el mayor problema de los jóvenes. Queremos ser alguien que no somos. Estaba en una época en la que quería ser, como siempre digo, guay y Superman. Y no hay Superman. Estaba un poco descabezada.

¿Por qué razón fue a Omán?

También me lo he preguntado yo. Y no era Omán, sino que me dijeron que era Dubái. Imaginaos, con 18 años, perdida, te dan una cantidad de dinero y lo ves maravilloso. Te lo crees todo, como muy de película.

¿Pero quién se lo ofreció?

Pedí ayuda a un conocido y fue un conocido de esta persona. Necesitaba una cantidad de dinero fácil, rápida, de 5.000 euros. El dinero fácil siempre se va fácil, ¿no?

"Pedí ayuda a un conocido. Necesitaba una cantidad de dinero fácil, rápida: 5.000 euros"

¿Qué tenía que hacer en Omán?

No me lo especificaron demasiado. Fue coger el billete e irme. Fui a Omán el 8 del 8 del 2018. El número 8 ya no está en mi vida, por supuesto. Recibí el billete el día antes a las diez y media de la noche. No había tiempo para que investigara si estaba yendo a Dubái, Qatar o Dios sabe dónde. No lo sabía. Era como un impulso: somos Superman, lo podemos hacer todo, da igual; somos guais. No tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Sí que sabía que había algo ilegal, no vamos a mentir, pero no de un peso tan grande.

Fátima Ofkir

Fátima Ofkir / ZOWY VOETEN

Cuándo llega a Omán, ¿a dónde va?

Al hotel que tenía escrito en un papel. Ahí estuve dos o tres días en plan turismo. Al cuarto día, vino la mochila. Vi una especie de paquete que no sabía si eran drogas, si eran muertos, si era una bomba. Nunca supe lo que había dentro. Si hubiera tenido una idea habría dado un paso atrás en ese momento, pero lo hice cuando ya era tarde. Le dije que quería irme, que estos no era lo pactado, que me sacara de allí. La policía ya estaba detrás del tema.

"En el hotel cerré los ojos y petaron la puerta: entraron 14 policías con pistolas que me decían: '¡Siéntate en el suelo!"

¿Fue la policía a buscarle?

Parece una película, pero no, es la realidad. En la habitación del hotel estaba sola. Me acuerdo de que había puesto Disney Channel, a 'full' volumen. Y tengo la mala costumbre, que ahora me estoy quitando, de dormir con música. Recuerdo que, tras la llorera que me estaba pegando porque estaba asustada con esa mochila, cerré los ojos y petaron la puerta: entraron 14 policías con pistolas. Me decían: "¡Siéntate en el suelo, siéntate en el suelo, ¿dónde está?!" (en referencia a la mochila). Contesté: "Lo que queréis está ahí, no es mío, no es para mí, no sé lo que hay dentro, cogedlo". No me salió nada más.

-¿Qué pasó luego?

-Me llevaron a la comisaría, donde estuve de 24 a 36 horas sin saber si era de día o de noche. Después pude llamar a mi familia dos o tres minutos. A la semana me trasladaron a un centro de preventivos. Estaba aterrada, no sabía si esa gente me iba a matar una semana después o al cabo de un año. La policía sabía por los mensajes que el segundo sospechoso estaba de camino. Les ayudé para que lo detuvieran. En ese momento, me dijeron que me dejarían, que todo iría bien, pero nada de nada. Fui la tonta del bote que estuvo en un mal grupo.

"El juez de Omán me impuso cadena perpetua porque dijo que era joven y tenía que vivir la vida. Qué gracioso"

Y llegó el juicio.

Tuve una defensa supermala. Había días que cuando iba al tribunal no veía a nadie. Y pensaba: ¿alguien me puede salvar? ¿Dónde está el abogado? Después de seis vistas me trajeron un traductor. Un hombre me dio la mochila. En ningún momento yo he traficado para que se me identificara como tal. Mafia internacional de tráfico de drogas era el nombre de mi caso. El fiscal pedía pena de muerte, pero el juez la conmutó a cadena perpetua. Dijo que era joven y que tenía que vivir la vida. Me imponen cadena perpetua y tengo que vivir la vida. Muy gracioso. 

¿Qué pensó al entrar en la cárcel?

La has cagado, pensé. Y no has escuchado a las personas que me decían: no hagas cosas, Fati, piensa antes de hacerlo, que esa gente no te conviene.

¿Cómo fueron los primeros momentos en la cárcel?

Muy crudos. Hubo cuatro días en que me daba miedo incluso ir al baño. Al lado mío había una mujer india que me decía: Fati, ¿quieres ir? Estaba asustada.

¿Con quién se relacionaba? 

Aunque estuviera aterrada del lugar y la cultura fuera muy chocante para mí, siempre ha habido alguna chica con la que he tenido una buena relación. Sobre todo, con una joven de Omán que se crio en América, y otra filipina, en las que me apoyé.

"Las cárceles no son bonitas, por supuesto, pero allí aún era más difícil. Te miran de arriba abajo porque vienes de fuera"

¿Cómo es el trato en una cárcel de Omán?

El trato en las cárceles no es bonito, por supuesto, pero allí es aún más difícil. Te miran de arriba abajo porque vienes de fuera y mezclan los conceptos de religión, cultura y política. Hasta que se acostumbraron a mí y entendieron que soy europea.

¿Cuál era su día a día?

La habitación era compartida, con literas. Siempre me ha gustado ser activa y allí también lo era. Nunca dejé que el tiempo se me echara encima, aunque doliera. Iba a talleres, cosía, limpiaba y teníamos televisión. Nos hacían poner un pañuelo para no enseñar los brazos y tampoco se podían ver los tobillos. Hice dulces árabes y trabajos con lana; y aprendía cerámica y joyería, como, por ejemplo, fundir la plata. Y leía. Mi madre y mi padre le dijeron a la Embajada: dale tres cosas, libros, chocolate y frutas. Uno de esos libros era 'El poder del ahora', de Eckhart Tolle, y otros de la psicóloga Lisa Miller.

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