Hace mil años, el 31 de mayo de 1024, en tiempos del rey Alfonso V de León, la infanta Cristina, hija del rey Vermudo II, fundó una de las señas de identidad de Cornellana: el monasterio de Sana Salvador. Un momento nacido con una leyenda, la de la osa que amamanta y protege a la infanta, que evoca al mito de Rómulo y Remo sobre la fundación de Roma. En aquellos años, la sociedad era muy diferente a nuestro mundo actual. Transportar mercancías o viajar suponía necesariamente ir a pie o sobre un animal, o bien navegar o remar por rutas fluviales o marítimas. Las comunicaciones eran lentas. La vida era extremadamente difícil, el ser humano se sentía indefenso ante la naturaleza, las construcciones eran endebles y la miseria estaba generalizada entre gran parte de la población. Las enfermedades y las guerras eran, además, compañeras habituales en la vida cotidiana. Y, sin embargo, en ese mundo caótico de la plena Edad Media, el año 1000 constituye el comienzo de la globalización. Es entonces cuando las rutas comerciales que se crean en todo el mundo permiten que los bienes, las tecnologías, las religiones y las personas abandonen sus lugares de origen y se trasladen a nuevos destinos en palabras de Valerie Hansen, historiadora de la Universidad de Yale y autora del libro "El año 1000". Y así, señala la autora con una visión novedosa y transgresora, nuestro mundo actual viene condicionado y determinado por las tendencias e interacciones que nacieron en aquel distante siglo. En ese momento, el continente europeo estaba muy lejos del mundo islámico y de China en términos de conocimiento, comercio y capacidad de influencia, pero pronto el poder político y económico europeo iba a resurgir y transformar los equilibrios del poder mundial. Hasta que, en torno a 1500, el viaje de Colón a América abrió los pasos a los que se suele dominar con consenso la auténtica primera globalización. El monasterio de San Salvador de Cornellana ofrece a nuestro concejo el disfrute de un espacio mágico de una belleza extraordinaria, una joya del patrimonio asturiano reconocida como Patrimonio Mundial de la Humanidad desde que en 2015 los Caminos del Norte se integraron en esta figura de la Unesco. Los presupuestos del Principado de Asturias para el 2024 incorporan una partida presupuestaria que abordará su tercera fase de rehabilitación: un estudio y análisis de los usos futuros del edificio. Unido a la ejecución actual de la segunda fase, consistente en obras de reforma relevantes para la conservación del edificio, nos permite ser optimistas para que en unos años podamos ver consolidado un proyecto de futuro para el monasterio. Mi enhorabuena y agradecimiento a todas las personas que viven y han vivido en Cornellana y su entorno por su lucha milenaria para proteger y desarrollar este emblema local, porque gracias a ellos todos nosotros podemos disfrutar hoy de una realidad sorprendente.