Opinión

Cara y cruz de la caricatura

Hay algo caricaturesco en la historieta terrible de Donald Trump: una exacerbación de rasgos, un esquematismo, un reduccionismo que refuerza la expresividad. ¿Será deudor de ese estilo simplificado el éxito indudable de su populismo? Si hay alguna esperanza es la de que ese mismo estilo acabe siendo su perdición. Por ejemplo, cuando Bernie Sanders, la única voz que hoy clama en el desierto político de USA frente al trumpismo, lanza su discurso de siempre contra la oligarquía el mensaje es entendido de inmediato por un público cada vez más numeroso, porque el grupo de nuevos superricos que ha acabado arropando a Trump, con Elon Musk al frente, no es la oligarquía libresca de toda la vida, sino que sus rasgos, en lo que ya son y en el intento de hacerse con el resto de modo tal vez definitivo, son tan brutalmente evidentes que entran por los ojos casi sin pasar por la mente.

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