Opinión

La Asturias áurica hoy

Visión actualizada del potencial de oro en el Principado

Es notorio que la región asturiana es rica en oro y que fue intensamente beneficiado durante la dominación romana. La presencia del noble metal fue delatada por hallazgos de collares, anillos, pendientes… en dólmenes y castros prehistóricos; sin embargo, fueron los mineros romanos los que llevaron a cabo un laboreo masivo del mismo utilizando técnicas a cielo abierto ("cortas") o minería de interior. El gran divulgador de la riqueza aurífera regional, Plinio el Viejo, refiere en su famosa obra Historia Natural detalles muy precisos acerca de las menas, producciones (unos 6.540 kg anuales) y cómo se practicaban las explotaciones, tanto utilizando el método del bateo como mediante pozos subterráneos o la técnica de "ruina montium".

En general, los criaderos están vinculados a ámbitos geológicos afectados por fallas tectónicas y en estrecha relación con rocas de naturaleza magmática, disponiéndose la mineralización normalmente alineada en cinturones metalogenéticos, con una orientación noreste-suroeste. La abundancia de indicios minados es enorme, con una cifra que sobrepasa los 450, la mayoría de ellos ya explotados durante la romanización en la zona occidental de Asturias.

Escasean las reseñas posteriores al siglo II d. C, debiendo remontarse a la mitad del XIX para encontrar referencias fidedignas, originándose entonces las primigenias denuncias, que proliferaron en períodos del pasado siglo. En el momento actual, hay cuatro yacimientos de oro en el ojo del huracán: El Valle-Boinás (Belmonte de Miranda), Carlés (Salas), La Ortosa-Godán (Salas) y Salave (Tapia de Casariego).

A finales de la centuria vigésima se desarrolló una investigación intensiva en diversas zonas de estos concejos, cuyo resultado condujo a la puesta en productividad de áreas auríferas rentables. La primera, durante 1996-97, en El Valle-Boinás, que inicialmente se explotó a cielo abierto y luego de forma subterránea, es la única que permanece en activo. Acompañan al elemento dorado, como subproducto, concentrados de plata, cobre, bismuto, arsénico, antimonio y mercurio. A partir de 2007 se hicieron cargo de la propiedad las empresas canadienses "Kinbauri Gold Corp." y "Orvana Minerals Corp.", y dos años después revirtieron a la española "Orovalle Minerals, S. L.".

La segunda corresponde a Carlés, primero a cargo de la entidad "Río Narcea Gold Mines, Ltd." y hasta hace poco por "Orvana Minerals". Consiste en una granodiorita que se intruye en materiales devónicos, dando lugar a evidentes procesos de alteración hidrotermal. Constituyen la mena principal minerales de arsénico, cobre, bismuto y, por supuesto, oro.

Las investigaciones auríferas fueron in crescendo, ampliándose al espacio de La Ortosa-Godán, al sur de Salas, cuyos reconocimientos preliminares practicados por las dos compañías aludidas en Carlés, proporcionaron resultados muy optimistas que la podrían convertir en la tercera mina. En este contorno aconteció un notable metasomatismo, acompañando al oro minerales metálicos ricos en hierro, arsénico, zinc y cobre.

Por último, a raíz de la promulgación de la primera Ley de Minas, en 1825, resurgió el aliciente por el depósito de los Lagos de Silva en Salave. Se ejecutaron desde entonces kilómetros de sondeos mecánicos y generosas técnicas geofísicas y geoquímicas, en el entorno del plutón granodiorítico, para definir y valorar su potencial económico, donde el oro (con una ley de 4,28 gramos por tonelada) va acompañado por una paragénesis rica en sulfuros y sulfosales de cobre y arsénico.

A partir de 2010, con la intervención de la nueva propietaria de los derechos, la canadiense "Astur Gold", se iniciaron los preparativos para un aprovechamiento subterráneo y sostenible, ahora bajo la batuta de la empresa "Explotaciones Mineras del Cantábrico" (EMC), detrás de la cual se encuentra la también canadiense "Black Gold" que aglutina el 100 % de la legitimidad minera extractiva.

En Salave se laboreó a cielo abierto en la etapa romana, en busca del oro acompañado de estaño, dejando como muestra unas lagunas artificiales tras excavar una extensión de más de diez hectáreas. De aquella época aún subsisten reliquias del laboreo (frentes, canales de abastecimiento y desagüe, lavadero…). Las prospecciones geológicas efectuadas han puesto de manifiesto que se trata de una mena de alta calidad y con enormes reservas, convirtiéndolo en el mayor venero aurífero de Europa, dando pábulo para aprovechar las 30 toneladas del codiciado metal que se calculan existen en sus entrañas.

En este proyecto juega un papel trascendental la administración municipal tapiega, responsable de modificar el Plan General de Ordenación Urbana para recalificar los terrenos para su uso minero, además del Gobierno del Principado de Asturias que debe de dar el visto bueno a la evaluación de impacto ambiental que, entre otros detalles, contempla la construcción de un emisario submarino de más de dos kilómetros para el vertido de los residuos generados al mar. La pelota está sobre el tejado, con polémica servida, dada la situación de la vena en un entorno de gran valor ambiental, con colectivos sociales que sostienen que su beneficio puede provocar un importante foco contaminante.

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