En los años 70 del siglo pasado, cuando Enrique López pensó en abrir una quesería en Villanueva de Oscos para aprovechar la leche de su ganadería montada con 30 vacas que compró en Dinamarca la falta de luz eléctrica –aún quedaba una década para que llegara a esta comarca occidental– hizo que trasladara su proyecto al vecino concejo de Grandas de Salime donde sí la había. Ahora, medio siglo después, no es la ausencia de luz, sino la brecha digital, la falta de buena conectividad a internet, la que hace fugarse empresas de los pueblos o ni siquiera plantearse asentarse en ellos. Cuenta esta anécdota su hijo, Enrique López, hoy gerente de Industrias Lácteas Monteverde –fabricante del popular queso Tres Oscos–, a modo de ejemplo de algunos de los obstáculos que hay en la zona rural para emprender o para avanzar, en el caso de empresas que ya están en ella asentadas. Con todo, el mensaje es y debe ser optimista. "En el medio rural asturiano es posible seguir emprendiendo. Hay muchas dificultades, sí, pero también las hay en la ciudad. Eso no es excusa", coinciden en señalar este empresario y otros participantes en el encuentro "Razones para quedarse en el Occidente" organizado por LA NUEVA ESPAÑA en la sede de Cafés El Globo (Casazorrina, Salas). En el mismo participaron Enrique López; Lucas Iglesias, director de marketing de la firma cafetera y tercera generación familiar; Joel García, gerente de CGS Construcción y Obra Civil de Asturias (Muñás, Valdés); Miguel González, de la empresa de economía social ASATA; Mónica Fernández, directora de Sector Primario y Agroalimentación de Caja Rural, además del alcalde de Salas, Sergio Hidalgo. Lucas Iglesias, de 25 años, es ejemplo de los jóvenes asturianos que salen fuera formarse –estudió en Londres–, pero en su caso él decidió regresar a su tierra. "No me arrepiento para nada de volver a la empresa familiar y seguir con lo que sembró mi abuelo. Fue una decisión que tomé en su día y sé que esto será mi modo de vida", asegura. Tiene claro que hay muchos motivos para apostar por trabajar en el medio rural y, concretamente, en el Occidente. "Desde el punto de vista del trabajador, una razón fundamental es la competitividad. La gente joven se va a los núcleos urbanos y todo el talento se congrega allí, digamos que hay mucho. Pero aquí tenemos empresas punteras que, además, ofrecen mejores condiciones para trabajar y vivir, los precios son más bajos. Y empresarialmente tengo claro que si tienes un buen producto que se diferencia, puedes trabajar desde cualquier lado". Lamenta, no obstante, esa "barrera psicológica" de muchos a animarse a trabajar en el medio rural, algo que notan en El Globo, "con puestos que requieren cierto talento y formación sin cubrir por falta de mano de obra. Nosotros damos facilidades, priorizamos si eres de Salas, facilitamos el teletrabajo... pero cuesta". Otra dificultad que apunta son las infraestructuras y la necesidad de mejorar las comunicaciones. De esto último sabe bien Joel García, quien fundó CGS en 2001, un año en el que la autovía del Occidente existía prácticamente solo en los planos. Sumó así muchos kilómetros de ida a vuelta en el día con su furgón con 8 trabajadores a obras en Oviedo: dos horas y media de viaje entonces. "Pero nunca me pensé en marchar. Cuando llegaba a Muñás, se acababa todo, desconectaba y desconecto. Eso es calidad", dice. Asegura el también presidente de la patronal de la construcción asturiana que "emprender se puede en cualquier parte. El que quiera, puede". Él no se lo pensó: "Nunca me gustó trabajar para nadie y mi abuela, desde que yo medía medio metro, me lo inculcó. Yo animaría a todo el mundo a hacerlo, que busquen la superación personal. Fundar una empresa, verla crecer y consolidarse es algo indescriptible, como criar a un hijo". Apuesta García por fomentar la figura del aprendiz para asegurar esa mano de obra que a veces cuesta encontrar en una zona rural como el Occidente. "No es sencillo, pero debemos apostar por los jóvenes, ayudarlos, es invertir en el futuro". Y asegura que hace falta motivar para atraer trabajadores: "Siempre despreciamos lo de casa, decimos a nuestros hijos que estudien y busquen algo mejor. Pero qué mejor que empresas que además ofrecen calidad de vida en un territorio como es el occidente asturiano". El gerente de ASATA –con oficinas en Vegadeo y Luarca–, Miguel González, habla del medio rural como un territorio de autónomos. "La inmensa mayoría trabajan por cuenta propia, siempre es así porque no hay grandes empresas. Los autónomos son claves para dinamizar el territorio y hay que apoyarlos, fortalecer el emprendimiento. Cuando un negocio cierra en un pueblo se siente y además no volverá a abrir, no es como en una ciudad que surgen otros", apunta. En su opinión, uno de los grandes potenciales del Occidente es el sector agroalimentario, "con un futuro muy prometedor", y el turismo. "Y hay también un sector con oportunidades muy interesante relacionado con las nuevas tecnologías, de servicios a las empresas". Tiene claro Mónica Fernández que el Occidente "es un paraíso para emprender". La directora de Sector Primario de Caja Rural cree que el territorio tiene mucho recorrido. "Hay paisaje variado, potencial turístico, por ejemplo, con el Camino de Santiago, el sector agroalimentario tiene mucho más que aportar para sacarle más rendimiento a la industria transformadora...", expone. La implantación de Caja Rural por gran parte de la Asturias rural les permite conocer bien el territorio y ofrecer asesoramiento: "Notamos que la gente llega con una idea clara, pero no sabe cómo llevarla a cabo, y una preocupación importante es la financiación". Fernández destaca también el interés por estar al lado de los jóvenes: "Con iniciativas como FYIN, no solo acompañamos a las nuevas generaciones en su día a día, sino que también les damos herramientas para que conviertan sus ideas en proyectos sostenibles. Queremos ser ese apoyo financiero y estratégico que les ayude a quedarse, a innovar y a demostrar que el mundo rural puede ser un lugar lleno de oportunidades".