Estrategia común

Alemania, Francia e Italia miran a China y la India como mercados alternativos frente a los aranceles de Trump

El presidente de EEUU, Donald Trump.

El presidente de EEUU, Donald Trump. / JIM LO SCALZO / EFE

Berlín | París | Roma

Los tres principales países europeos, Alemania, Francia e Italia, preparan sus estrategias para sortear o minimizar el impacto de los posibles aranceles anunciados por Donald Trump contra los productos europeos con la mira puesta en el mercado asiático, especialmente China y la India. Los tres países ya han establecido contactos con otros socios comerciales y siguen la senda marcada por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, con la vista puesta también en la experiencia del primer mandato del republicano en la Casa Blanca.

Así es como están afrontando un nuevo escenario de guerra comercial estos tres países:

La crisis de la automoción alemana, sector clave para esa potencia exportadora, se desató mucho antes de que Trump amenazara con sus aranceles, reconocía la presidenta de la Federación de la Industria del Automóvil (VDA), Hildegard Müller, en una reunión con corresponsales extranjeros en Berlín. Las trabas burocráticas son un monstruo que lastra a cualquier empresa en Alemania, sea un coloso o una firma mediana; los vaivenes políticos hacen que en una legislatura se apoye a las renovables y la siguiente no; o que de pronto se sentencie el fin de los motores de combustión, para luego postergarlo. "El gran perdedor en una guerra de aranceles será el consumidor", es el credo de Müller. Pero de ningún modo debe Alemania buscar soluciones bilaterales, sino a escala de la Unión Europea (UE), sostiene la jefa de la VDA.

Müller practica la neutralidad política. Se ha mantenido en diálogo con el Gobierno saliente del socialdemócrata Olaf Scholz, pero es miembro de la Unión Cristianodemócrata (CDU) del previsible próximo canciller, Friedrich Merz. La CDU es también el partido de la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen. En Bruselas están depositadas las esperanzas de la automoción alemana. Alemania exportó en 2024 unos 3,4 millones de automóviles nuevos a todo el mundo, de los cuales un 13,1% fueron a EEUU. Las grandes marcas, como Volkswagen, Audi y BMW, además de Mercedes, a través de una planta compartida con Nissan, tienen en México las sedes de las que salen los vehículos o componentes hacia el mercado estadounidense. Los aranceles contra México les afectarán de forma parecida a lo que se teme ocurra con los europeos. Pero su capacidad de maniobra, a través de la Comisión Europea, es mucho mayor.

Las expectativas de Alemania están concentradas en las gestiones del equipo de Von der Leyen sobre la India, en primer lugar, pero también sobre China. Suena a paradoja, ya que al gigante asiático se le atribuye parte de la 'culpa' por la crisis de la automoción alemana. Construye más rápido, saca al mercado productos más competitivos, de diseño y técnica avanzados y no ha negligido a la clase media, como sí ha ocurrido entre algunas marcas alemanas. Ha sido el gran rival del 'Made in Germany' y también el responsable de la caída de ventas que afecta al sector alemán, en cuanto el gigante asiático se ha debilitado.

¿Puede China dejar de ser parte del problema para serlo de la solución? Ese es el parecer de algunos expertos y también aparentemente de Von der Leyen. La presidenta de la CE ya lanzó una señal a finales de febrero, al viajar a la India con 20 de sus comisarios y anunciar junto al primer ministro Narendra Modi la intención compartida de relanzar el acuerdo de libre comercio, estancado desde 2022. Sus grandes beneficiados serían el mercado del automóvil y del alcohol.

En paralelo a esta gran pantalla, y mientras Trump afilaba sus amenazantes aranceles, Bruselas ha entablado "conversaciones muy dinámicas" con Pekín para retomar el acuerdo sobre inversiones 'Comprehensive Agreement on Investment, CAI', escribe el diario económico 'Handelsblatt'. El acuerdo quedó enmarañado en 2020 por los aranceles europeos a automóviles eléctricos chinos. Cinco años después, Alemania empieza a considerar más fiable a Pekín que a la Administración de Donald Trump.

El Gobierno de Francia lleva años insinuando que está trabajando para diversificar su mercado de exportaciones, pero las recientes amenazas del presidente de Estados Unidos sobre imponer nuevos aranceles han acelerado estos contactos. No es de extrañar tampoco que el país haya aprendido del primer mandato de Donald Trump, y así lo expresó hace unos meses la propia responsable economista del Tesoro, Dorothée Rouzet: "Estamos mucho mejor preparados que en 2017, tanto porque se esperaban más medidas, como porque podemos confiar en la experiencia adquirida durante el primer mandato de Trump". 

Hace unas semanas, el ministro de Exteriores, Jean-Noël Barrot, anunció que se han intensificado las conversaciones con otros socios internacionales, como México, Canadá o la India. Esos contactos ya pudieron verse en febrero durante el Congreso Internacional de Inteligencia Artificial celebrado en París, al que también acudió el primer ministro indio, Narendra Modi. El presidente Emmanuel Macron recibió a Modi y ambos viajaron hasta Marsella para conocer el reactor ITER, símbolo de la cooperación nuclear entre los dos países.

En el caso de México, el país se perfila como un socio clave y una oportunidad para Francia de estrechar relaciones comerciales en el continente americano, más allá de la influencia estadounidense. El Gobierno francés también ha insistido en reforzar su alianza con Canadá. El pasado 17 de marzo, Macron recibió en el Palacio del Elíseo al nuevo primer ministro del país, Mark Carney, en su primera visita oficial al extranjero, donde se proclamaron "aliados fiables" en una reunión en la que no solo se habló de Ucrania como estaba previsto, sino también de las políticas comerciales de la Administración Trump. Desde hace años, ambos países son importantes socios comerciales con un acuerdo de libre comercio (CETA) que facilita el intercambio de bienes y servicios. 

Francia no ha mostrado hasta el momento una gran preocupación ante las amenazas de Trump, a pesar del anuncio de aranceles del 200% sobre el champán, vinos y otras bebidas alcohólicas. El ministro de Exteriores aseguró que el país tomó las declaraciones de Trump "con sangre fría" y señaló que "no hay desequilibrio comercial" con Estados Unidos.

El mercado estadounidense representó el 6,6% de las exportaciones agrícolas de Francia en 2023. El vino y los licores son los principales productos franceses exportados, superando los 3.700 millones de euros. En términos generales, las exportaciones representan aproximadamente el 34,3% del PIB de Francia, con un total de casi 650.000 millones de dólares. El mercado europeo sigue siendo el destino principal de los productos franceses con el 55,3% de exportaciones, mientras que los países fuera de la UE representan el 44,7%, según datos de Santander Trade y The Observatory Economic Complexity.

En sordina, pero ante la inminencia de un agravamiento de una guerra comercial con EEUU, el Gobierno de extrema derecha de Giorgia Meloni acelera en su búsqueda de nuevos mercados y aliados que reduzcan la dependencia de los clientes estadounidenses. Y, aparcado hace un año el megaproyecto de la Nueva Ruta de la Seda de China, el foco de Roma ahora está en India

La estrategia fue presentada días atrás por Antonio Tajani, ministro de Asuntos Exteriores transalpino. Según explicó el político, el plan es el de crear "un corredor económico y logístico entre la India, Oriente Próximo y el Mediterráneo, en el que Italia sea la puerta de entrada de Asia en Europa". "Se trata de una elección para nuestro presente pero también una extraordinaria posibilidad para el futuro de nuestras economías", añadió Tajani.  

En pocas palabras, el objetivo es el de construir la llamada Ruta del Algodón, reforzando las conexiones marítimas y terrestres desde la India hasta Italia, especialmente las ferroviarias, para permitir de ir más allá en los intercambios, en particular en materia energética. Los puertos italianos involucrados serían el de Trieste (este) y el de Génova (oeste), ambos ubicados en el norte de Italia, en la zona más industrializada del país. 

Tajani ya ha anunciado un viaje a la India para el próximo mes de abril. El ministro se situará así en la primera línea de los movimientos de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ya viajó en febrero al país asiático. "Nuestros intereses en este mundo hipercompetitivo coinciden la mayoría de veces. Ambos podemos perder en un mundo de esferas de influencia y ambos podemos ganar en un mundo de cooperación y trabajo conjunto", dijo entonces la alemana en Nueva Delhi.

Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Jordania e Israel son los otros ejes del plan, especialmente en lo que atañe las conexiones terrestres. Pero una incógnita es, en esta línea, cómo se resolverá la actual oposición política en Jordania a cualquier acuerdo con Israel por la actual guerra en curso con Palestina. Lo que podría obligar a buscar otras alternativas, también consultando a los otros países que se quiere que sean parte del proyecto, Alemania y Francia. 

Dicho esto, Meloni, que mantiene además desde hace tiempo una buena relación con su homólogo indio, Narendra Modi, parece determinada a llevar adelante el plan. Tanto que ya en febrero pasado, con ocasión de un foro con Arabia Saudí, se firmaron 40 acuerdos bilaterales (por un valor de 40.000 millones de euros) con Riad que se enmarcan en esta estrategia.

La explicación tal vez se halle en que, más allá de todo, Roma tiene todo el interés en tener un plan B si las reiteradas amenazas de Trump se materializan. La razón está en las cifras: tan solo en 2024, las ventas italianas a EEUU equivalieron al 10% del total de sus exportaciones, según los datos más recientes del Instituto de Estadísticas de Italia (ISTAT).

"En 2024, más del 48% del valor de las exportaciones italianas salió fuera de la UE, una cuota superior a las de Alemania, Francia y España", añadió el ISTAT en su informe. Con ello, "la aplicación de los aranceles anunciados por la administración estadounidense contra la UE podría tener efectos significativos" en Italia, advirtió el instituto. Un escenario negro sobre todo en lo que atañe a productos como el vino.

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