Podemos ignoró las denuncias que recibió por acoso sexual de Juan Carlos Monedero y renunció a abrir una investigación interna pese a tener conocimientos de al menos dos testimonios. El equipo de Irene Montero en el Ministerio de Igualdad recibió en septiembre de 2023 una denuncia por escrito donde alertaba de "tocamientos en cintura y trasero" a "mujeres jóvenes" por parte del fundador de Podemos, y la dirección morada recibió en esas mismas fechas otra acusación de "violencia sexual" por parte de una segunda denunciante. Después de estos episodios, la ejecutiva de la formación, con potestad para incoar expedientes internos, pasó por alto este asunto y rehuyó la apertura de una investigación o la suspensión de militancia. A día de hoy, Monedero sigue siendo militante de la formación, de la que no ocupa cargos orgánicos desde 2015, y cuya fundación presidió hasta 2023. Podemos alega que "actuó desde el primer minuto" al dejar de convocarle para actos públicos, en una decisión que no fue acompañada de ningún tipo de investigación o reparación a la víctima. El email de la denuncia venía identificado con el nombre y el contacto de la denunciante, que relataba cómo Monedero se dedicaba a "incomodar y manosear a mujeres jóvenes en entornos del partido en los que tiene acceso a ellas”, acusándose de valerse de los espacios de Podemos para aproximarse a sus potenciales víctimas, según desveló en exclusiva eldiario.es. La denuncia la recibió el Área de Feminismos de Ángela Rodríguez Pam, entonces número dos de Irene Montero como secretaria de Igualdad y Contra la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad. Pero Rodríguez Pam, al igual que Montero, era además miembro de la ejecutiva del partido -el llamado Consejo de Coordinación-. A día de hoy, la dirigente ya no figura en la web del partido como miembro de la ejecutiva, y sólo consta como miembro raso de la dirección -Consejo Ciudadano Estatal-. Tampoco está Juan Carlos Monedero, que antes constaba como "invitado permanente" de la misma ejecutiva. En las mismas fechas, según admite la formación "varios miembros de la dirección de Podemos recibieron otro testimonio de una mujer víctima de violencia sexual por parte de Monedero". Esta segunda mujer, según el partido, "pidió expresamente una actuación a nivel interno para que Monedero dejara de participar en los actos de la organización". En este sentido, señalan estas fuentes que "Podemos actuó y dejó de convocar a las actividades del partido a Monedero". Una decisión que fue tomada por al cúpula de la formación, que era plenamente consciente de las acusaciones. Pero más allá de esta decisión de cara a la galería, en Podemos no hubo pasos a nivel interno encaminado a investigar lo sucedido o dirimir responsabilidades. No hubo movimientos, en definitiva, que pudieran airear los casos de acoso por parte de una persona de importantísima ascendencia en Podemos, más allá de que no tuviera cargo orgánico. La ejecutiva de Podemos es uno de los órganos que puede iniciar un procedimiento disciplinario contra alguno de sus miembros e impulsar la apertura de un expediente interno, con su correspondiente investigación. Algo que nunca llegó a hacer. El artículo 93 de los Estatutos del partido establecen que "el expediente disciplinario será incoado por el Consejo de Coordinación tan pronto como tenga noticia de la existencia de unos hechos que revistan caracteres de infracción de los Estatutos, de reglamentación específica o del Código Ético". En este mismo apartado señala que "cualquier medida de suspensión cautelar" únicamente "podrá acordarse en el momento de la incoación de un expediente y por hechos o conductas que aparezcan en el mismo". En las últimas horas, la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, ha justificado la falta de actuación interna contra Monedero argumentando que era "un militante", al no ostentar cargos orgánicos dentro de la organización. Una circunstancia que no hubiera impedido llevar a cabo medidas como la suspensión de militancia o la expulsión del partido. "Siempre que hemos conocido cualquier testimonio, cualquier indicio de violencia sexual, hemos actuado", ha defendido la diputada de Podemos en una entrevista en Café D'idées. Desde Podemos justifican su inacción en que no hay una resolución de expulsión del partido, al no haberse completado el procedimiento interno debido a la falta de respuesta de la denunciante. Una vez recibida la alerta sobre los comportamientos de Monedero, la Secretaría de Feminismos de Podemos contestó a la denunciante advirtiendo de que lo pondría en conocimiento de la Comisión de Garantías, que más tarde remitió un email solicitando completar un formulario de carácter confidencial. Un requerimiento del que no obtuvieron respuesta y en el que razonan la falta de medidas. Aunque los motivos procedimentales son el argumento de Podemos para explicar la falta de medidas, lo cierto es que el Consejo de Coordinación -la ejecutiva- podía haber actuado de manera directa, como lo permiten sus estatutos, que establecen que este órgano "decidirá además, discrecionalmente, y atendiendo a la gravedad", relata, "el tipo de procedimiento que deba seguirse para su tramitación y el órgano encargado de su tramitación y resolución". Una circunstancia que nunca llegó a darse, al obviar desde la cúpula morada los hechos denunciados. Una política que contrasta con el discurso de Irene Montero, ministra de Igualdad cuando se produjeron los hechos, que siempre ha mostrado tolerancia cero contra la violencia sexual. A día de hoy Montero no se ha pronunciado sobre los episodios de presunto acoso y "violencia sexual" de Juan Carlos Monedero, que en los últimos meses ha sido uno de los principales defensores públicos de la exministra de Igualdad, a través de mensajes en las redes sociales. El mismo año en que Podemos tuvo conocimientos de las dos denuncias que han salido a la luz, el Ministerio de Igualdad publicaba un Protocolo para la Prevención y el Acoso sexual en las empresas, donde se instaba a "facilitar a la víctima" o "a cualquier persona que tenga conocimiento" de los hechos "el acceso al procedimiento para denunciar internamente en el ámbito de la empresa activando así la investigación, persecución y, en su caso, erradicación mediante la sanción de dichas conductas". Unos protocolos que Igualdad reclamaba para las empresas que contrastaba con lo sucedido dentro del partido, donde la denunciante llegó a comunicarse con la dirección del partido sin que finalmente se diera cauce a su denuncia. El contraste del discurso en Podemos es aún mayor cuando se trata de otro de los casos recientes de denuncia por agresión sexual, como es el de Iñigo Errejón. En aquella ocasión, Podemos se justificó en que había puesto en conocimiento de Yolanda Díaz una denuncia anónima en redes sociales que más tarde fue eliminado sobre un episodio de presunta agresión en Comunidad Valenciana. En el caso de Monedero, recibir una denuncia con nombres y apellidos no fue suficiente para abrir un proceso interno de manera formal. Al hilo del caso Errejón, Irene Montero criticaba cuando "se protegía al hombre con poder", en referencia al dirigente de Sumar. "Estamos acostumbradas en nuestra sociedad a que se protege y se garantiza la impunidad de los agresores, especialmente cuando son personas que tienen mucho poder o que se mueven en circuitos de poder, y que se cuestiona y se señala y se criminaliza a las víctimas. Se les pide silencio y se las castiga cuando rompen el silencio. Eso es lo que el feminismo ha cambiado en nuestro país", defendió la exministra de Igualdad en la manifestación del pasado 25 de noviembre. “Ante cualquier caso de violencia sexual lo primero las víctimas y quienes las acompañan: que no se sientan solas, que sientan protección y no miedo y que acabar con la impunidad sea una parte de su reparación”, defendió Montero en redes sociales también en relación a Errejón. Unas consideraciones que a día de hoy no ha reeditado a cuenta de Juan Carlos Monedero.