La última subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) hasta los 1.184 euros en 14 pagas ha puesto en jaque a las pequeñas y medianas empresas (pymes) españolas. Según según el último informe Salarios, repercusión de la subida del SMI, elaborado por el servicio de Estudios de Cepyme, el incremento acumulado del 71% desde 2016 ha generado "una presión sin precedentes sobre el tejido empresarial más frágil del país". El documento recalca que el SMI de 2025 ya supone más del 70% del suelo medio de las compañías más pequeñas. Además, el SMI anual, dividido por el tiempo de trabajo efectivo, supone un coste para el empresario de hasta 2.077 euros al mes. Las microempresas y pequeñas empresas son las más afectadas. En estos negocios, que representan el 99% del tejido productivo español, el SMI supone ya más del 70% del salario medio ordinario de jornada completa. El informe destaca que, debido al aumento de los costes laborales, las microempresas han dejado de crear 350.000 empleos que habrían generado en condiciones de crecimiento estable. De este modo, los sectores más intensivos en mano de obra —como el comercio minorista y la hostelería— han sufrido especialmente. “Desde 2018, el SMI crece el doble que las ventas del comercio minorista y más de tres veces que las ventas de los comercios de un solo establecimiento, bares y restaurantes”, muestra el informe. Esta descompensación erosiona la rentabilidad y dificulta la inversión. Dentro de las pymes, ha sectores más afectados. Son aquellos que tienen un menor margen de rentabilidad y alta dependencia de trabajadores con salarios cercanos al mínimo. Entre ellos destacan: Comercio minorista: Los pequeños comercios han visto cómo el SMI ha subido un 54,1% desde 2018, mientras que las ventas solo han crecido un 30,7%. Hostelería: Con un crecimiento de ventas del 18,1% en el mismo período, el sector enfrenta dificultades para absorber el alza de los costes laborales. Actividades de limpieza y servicios auxiliares: Donde el salario mínimo supone un porcentaje elevado del coste total de la empresa. En términos geográficos, el impacto es también desigual. En provincias con menor nivel salarial, como Ávila, Zamora y Toledo, el SMI ya representa más del 75% del salario medio. Esto reduce la competitividad de las empresas locales y dificulta la contratación, exacerbando problemas como la despoblación y la falta de inversión. Más allá de la cifra del SMI, el coste real para los empresarios es significativamente mayor, ya que a los 1.184 euros hay que sumarle cotizaciones y otros gastos, elevando el coste total por empleado hasta entre 1.904 y 2.077 euros mensuales. Además, al dividir el gasto anual entre 11 meses de trabajo efectivo, el coste mensual real es aún mayor. También advierten que la subida del SMI, que ha crecido un 71% desde 2016, incentiva la mecanización de la producción, ya que el coste de las máquinas solo ha subido un 17%. Esta tendencia podría tener un efecto negativo en la creación de empleo, especialmente en sectores con tareas fácilmente automatizables.