LA PIZARRA
Las cuatro claves tácticas del Barça-Celta: Olmo decide; Raphinha resuelve
El conjunto azulgrana dio la vuelta a un marcador de 1-3 en la última media hora del partido

Raphinha, Pau Víctor y Dani Olmo celebran el penalti marcado por el brasileño para lograr el 4-3 que le da el triunfo sobre el Celta en Montjuïc. / Jordi Cotrina

En un partido se vio lo mejor (su capacidad ofensiva infinita, capaz de marcar tres goles en la segunda mitad) y lo peor del Barça de Flick. En un partido loco, el equipo de Flick sobrevivió con entereza y grandeza para ganar, y de penalti en el tiempo añadido, al Celta festejado como lo que era un triunfo de Liga.

Olmo firma el 2-3 tras pase de Raphinha en el Barça-Celta en Montjuïc. / Jordi Cotrina
Estaban las estrellas en el banquillo. Estaba Lamine Yamal, que necesitaba descansa. Estaba Dani Olmo, que necesitaba mimo. Entraron ambos con el 1-2 ya en el marcador, obra de Borja Iglesias, quien desnudó a la defensa azulgrana. Ambos, recién salidos al campo, asistieron al 1-3, también marcado por el exdelantero del Espanyol, quien no sabía que se marcharía de Montjuïc habiendo firmado tres goles. ç
Tres goles que no sirvieron de nada al Celta porque asistió como espectador privilegiado a la tormenta del Barça, que se lo llevó por delante. Y todo gracias al impacto de Dani Olmo que marcó el 2-3 y provocó el penalti del 4-3. Entre él y Lamine Yamal dinamizaron el juego azulgrana para ayudar a Pedri, el único que estuvo a la altura del partido, sin dejarse llevar por la locura que se vivió en la segunda mitad.

Flick abraza a Raphinha tras el final del partido contra el Celta en Montjuïc, que terminó en 4-3, / Jordi Cotrina
En la primera mitad jugó en la banda derecha. Jugó Raphinha en la casa de Lamine Yamal, pero estaba incómodo, superado. No se le veía integrado en ese rol, víctima del cansancio que viene arrastrando desde hace semanas tras su periplo con Brasil. En la segunda parte, y una vez Flick ordenó a Lamine Yamal y Dani Olmo entrar en el campo, varió la situación del exdelantero del Leeds. Se vino entonces a la banda izquierda, su casa. Ahí se vio la verdadera dimensión de Raphinha, quien vio una tarjeta amarilla y a quien Melero López le perdonó la segunda cartulina, para firmar el 3-3 que sellaba cuatro minutos llenos de esperanza para el Barça.
A Olmo le hicieron el penalti que marcó Raphinha, que suma ya 15 goles en la Liga.

Szczesny, tras encajar el 1-1 del Celta marcado por Borja Iglesias en Montjuïc. / Jordi Cotrina
Antes de empezar el partido era felicitado por la megafonía del estadio por su 35 cumpleaños. Y aplaudido estuvo el meta polaco por la afición azulgrana. Pero al cuarto de hora ya había cometido un grosero error que tuvo un impacto que trascendió más allá del marcador porque se prolongó hasta el descanso.
Grosero porque midió mal el tiempo y el espacio permitiendo que el balón llegará cómodamente a los pies de Borja Iglesias, quien firmaba el 1-1 abriendo unos minutos de incertidumbre en Montjuïc. Venía de unas semanas cómodas Szczesny sin sufrir. Pero entre Dortmund (tres goles) y Celta (uno) ha recibido ya cuatro goles en apenas 135 minutos.
Lo peor fue en la segunda mitad cuando recibió otros dos tantos más, pero en el camino también dejó alguna intervención importante. Hasta cinco paradas tuvo que realizar. Y terminó tumbado en el césped atrapando la pelota cuando el colegiado indicó el final del volcánico encuentro,

Iñigo Martínez y Borja Iglesias disputan un balón durante el partido de Liga entre Barça y Celta. / JORDI COTRINA / EPC
No es habitual ver tan débil al Barça. Y menos en su casa. Pero en la primera mitad sufrió mucho ante el Celta que se marchó al descanso habiendo igualado con rapìdez el tanto de Ferran Torres. Tan rápido fue que pilló a Szczesny fuera de su sitio, además de dejarlo en evidencia porque se tiró tarde y mal al centro desde la derecha servido por Pablo Durán. Acabaron los primeros 45 minutos con igualada (1-1), pero dejando un saldo poco habitual cuando el conjunto gallego, atrevido y valiente, disparó menos que el Barça (realizó ocho tiros el líder), pero con más puntería. Solo 2 entre los tres palos de Guaita y cinco a la de Szczesny. Aprovechó Claudio Giráldez la debilidad que le proporcionaba la espalda de Gerard Martín para hurgar en la insegura zaga de Flick.
Peor fue aún en la segunda mitad cuando el Barça quedó desnudo, tanto en el 1-2 como en el 1-3. Y lo peor no fue solo eso sino que con el 3-3 ya en el bolsillo el equipo de Flick se desconfiguró de tal manera que Alfon puso a prueba a Szczesny (m. 88) y luego Mingueza (m. 90) cabeceó fuera, ambas acciones dentro del área pequeña azulgrana. O cuando Iñigo Martínez evitó el 3-4 en una acción defensiva similar a la de Munir en Butarque. Aquí rebañó el balón a Pablo Durán.
Fue más transparente que nunca el Barça, un equipo inexplicable, tanto en lo ofensivo (cuatro goles, tres de ellos en apenas 34 minutos) para levantar un partido que ya tenía perdido.
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