"El leñador", un policial a ritmo de soneto

Mariano Sánchez Soler regresado a las librerías con la ingeniosa "El leñador", novela repleta de guiños a autores y obras célebres del policial

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Alejandro M. Gallo

Mariano Sánchez Soler (Alicante, 1954) es posiblemente el investigador español que mejor conoce la fortuna del difunto Francisco Franco Bahamonde, del resto de los Franco y de una serie de banqueros y capitalistas que apoyaron el golpe de estado de 1936 y la posterior dictadura. Sus rigurosos estudios han sido plasmados en "Ricos por la Patria" (2001), Premio Rodolfo Walsh, "Los Franco S. A." (2003), "La transición sangrienta" (2010), "La Familia Franco S. A". (2019) y "Los ricos de Franco" (2020). En estos libros confirmaba las apreciaciones de Paul Preston, Salvador de Madariaga y los generales Miguel Cabanellas Ferrer y Alfredo Kindelán, de que Franco era un enfermo del poder, cuya obsesión era perdurar en el mando y no soltarlo en la vida. A esto ha unido, a mi modesto juicio, el ensayo más lúcido sobre la retórica de la ultraderecha española y europea que se ha escrito en los últimos años: "La larga marcha ultra"(2022).

A lo anterior, hemos de sumar que Sánchez Soler también se mueve como pez en el agua en el mundo de la poesía (ha sido reconocido con los premios Alcudia y Álvaro Iglesias), y en el de la ficción criminal, donde podemos destacar "Nuestra propia sangre" (XII Premio Francisco García Pavón) o "El asesinato de los marqueses de Urbina" (Premio L’H Confidencial). Además, su ensayo "Anatomía del crimen" (Premio de la Crítica Literaria Valenciana) es de obligada referencia en cualquier investigación sobre novela negra.

Ahora, ha regresado a las librerías con la ingeniosa novela "El leñador", cuyas páginas están repletas de guiños a autores y obras célebres del policial. En ella, Sánchez Soler construye un trasunto de sí mismo con el nombre de Carlos Albert, periodista jubilado y escritor de éxito, al que su editor encarga un trabajo sobre un asesinato ocurrido en el pequeño pueblo de Raspai, de 1.280 habitantes (un guiño a Jim Thompson y su exitosa "1280 almas"). Al parecer, habían asesinado al alcalde a machetazos y el principal sospechoso era el concejal de urbanismo, antiguo director de una sucursal de la Caja de Ahorros del Mediterráneo. La acusación se basaba en el testimonio del portero de un lupanar que había visto cómo el concejal y otros empresarios inmobiliarios contrataban a unos sicarios checos por 50.000 euros para cometer el homicidio. A partir de ese momento, el portero se convierte en testigo protegido.

Cuando el editor le presiona para cumplir los plazos, Carlos Albert se queja de esta forma: "¡Y Silver Kane con sus historias del oeste! ¡No te jode! ¡Una novela a la semana! ¡Escritas todas a cara de perro, como él decía!" (p. 22). Otro guiño, en esta ocasión al alter ego de Silver Kane, Francisco González Ledesma. De esa manera, la novela avanza de una forma curiosa y original, al modo del soneto de Lope de Vega "Un soneto me manda hacer Violante": "Había comenzado a escribir ‘El leñador’ sin un esquema previo, sin un tema central sensacionalista, sin diseño de personajes, sin brújula ni mapa, sumando ingredientes según salían…" (p.39). Aparte de los guiños citados y el homenaje a Lope de Vega, Sánchez Soler afronta la realidad y la ficción sin que una supere a la otra, pues exactamente no se sabe dónde se encuentran los rompecabezas.

Tres cuestiones a destacar en la novela. La primera es que el escenario, la ciudad de Alicante, es perfectamente reconocible y se convierte para el lector en otro personaje: la plaza 25 de Mayo, la avenida Alfonso el Sabio, el Mercado Central, el quiosco de La Rotonda, la librería Fahrenheit 451, la cafetería Chocolat y hasta el semáforo de la Plaza Oliveretes. La segunda es que generalmente los escritores nórdicos se ensañan en los lugares del crimen y, por lo contrario, los mediterráneos no son tan morbosos; en este caso, la pluma de Sánchez Soler parece nórdica (léase la p. 35). La tercera es que al terminar la novela, uno comprueba que el autor sigue siendo fiel a aquellas palabras de Raymond Chandler: "Me preocupé por la gente, por este extraño mundo corrupto en el que vivimos, y cómo al final cualquier hombre que trate de ser honesto parece sentimental o directamente idiota".

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El leñador

Mariano Sánchez Soler 

Alrevés, 218 páginas, 20 euros

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