Una paradoja muy española
Natalia Velilla analiza la crisis de autoridad en curso con orden expositivo, concisión y claridad de enunciados
Proliferan por doquier los indicios de que la autoridad conocida, sobre la que ha pivotado durante siglos la vida social, está quebrándose. A diario nos llegan noticias de jóvenes adolescentes enfrentados a la policía, profesores consumidos por la actitud irreverente de los estudiantes en el aula, hijos que maltratan a sus padres, médicos amenazados o golpeados por sus pacientes, protestas violentas contra el sistema, comportamientos de políticos y ciudadanos poco respetuosos con las normas legales y morales. La lista podría alargarse mencionando la desobediencia de muchos católicos a numerosos capítulos de la doctrina vaticana, el enredo en torno a la fiabilidad del conocimiento científico, la devaluación de la política y tantos otros fenómenos actuales de hechura similar, que nos obligan a pensar qué está pasando, si es aquello que Ortega y Gasset definió como propio de las crisis históricas y lo que ocurre es que la vieja estructura social se está derrumbando o está mutando sin que se atisben con claridad todavía los pivotes que sostendrán la nueva, que inexorablemente habrá de asentarse.
Porque del pulular milenario de nuestra especie por la superficie del planeta se induce de manera indubitable que los humanos no podemos prolongar la vida colectiva en el caos por demasiado tiempo. La situación catastrófica que dejó la operación militar de Estados Unidos y sus aliados en la capital iraquí, descrita con lúcida precisión por Vargas Llosa, es insostenible. La vida en común exige como requisito un orden y este resulta inconcebible sin la presencia de una autoridad, ya sea impuesta o también aceptada e incluso consensuada, que es lo que viene a suceder en las democracias. No otro es el supuesto de partida de Natalia Velilla: "La autoridad es, pues, una creación del hombre social para ordenar la vida en comunidad e impedir el caos". Luego descompone por partes el proceso de debilitamiento de la autoridad, centrando su exposición en la familia, la escuela, las redes sociales y los movimientos políticos antisistema. Expone diferentes ejemplos, algunos seleccionados de su experiencia de jueza, que analiza con referencias a películas y libros, como "El señor de las moscas", una cita ineludible para discurrir sobre la tríada que forman el caos, la autoridad y el orden. Velilla hace una descripción limpia de la crisis de autoridad. La aborda con argumentos bien conocidos. El libro no destaca por su originalidad, sino por el orden expositivo, la concisión y la claridad de los enunciados y, en resumen, por su intención didáctica. Las páginas en las que trata los efectos de las redes sociales o el deterioro institucional de las democracias son especialmente certeras.
La conclusión de Velilla es que la crisis de autoridad en curso provoca un vacío por donde se cuelan el populismo y el autoritarismo. Para frenar estos vientos maléficos propone la elemental receta de devolver la autoridad, desde luego legítima, a su estatus perdido. La principal cualidad del libro de Velilla es que presenta el estado de la cuestión de la manera más sencilla y asequible y, a la vez, abre al lector el apetito de reflexiones de mayor profundidad. Así, uno puede encontrarse con un sinfín de encuestas que reflejan el aprecio que sienten los españoles por la policía, los científicos, médicos y profesores. O con el nuevo libro del recién fallecido Amando de Miguel, titulado "España autoritaria", en el que el sociólogo español más popular descubre que una constante de nuestra historia es la pasión por tener razón y mandar de unos españoles y la tendencia a obedecer y ser sumisos de otros. La sociedad española se estaría debatiendo entre el impulso democrático de la Transición y la eterna pasión escindida entre el autoritarismo activo y el pasivo. Quien tenga interés y ganas de resolver el rompecabezas de una crisis de autoridad en una sociedad autoritaria –demos inicialmente crédito a ambos autores– disfrutará jugando con estos dos libros.
crisis identidad, Buznego / cultura
La crisis de la autoridad
Natalia Velilla
Arpa, 222 páginas, 20 euros
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