El teatro y la realidad

"El mar. Visión de unos niños que no lo han visto" es un texto tan emocionante como desalentador. El camino a la felicidad lo interrumpen las armas, las uñas arrancadas, el final de la libertad. Alberto Conejero, que es uno de los dramaturgos más importantes del momento, se alía con Xavier Bobés para componer ambos este espectáculo que se vio antes de anoche por primera vez en Asturias: en el teatro Palacio Valdés, en Avilés.

Y dejó los corazones congelados. Y las almas y hasta el pensamiento.

Los dos creadores acongojan y el espectador, por el poder que tiene el arte del teatro desde que se inventara hace dos mil quinientos años, se sumerge así en el poderío poético que esconde el maestro Antoni Benaiges –fusilado por ser maestro al poco del Alzamiento–. Conejero convierte a sus héroes en dioses. Lo hizo en sus anteriores dramas de guerra y destrucción: "La piedra oscura", sobre Rafael Rodríguez Rapún, el último novio de García Lorca, y "Los días de la nieve", sobre Miguel Hernández visto por los ojos de su esposa: Josefina Manresa.

Pero en un momento dado, el drama se convierte en documento: hay voces de aquellos alumnos, las explicaciones de un forense. Y la poesía entonces es tesis. Y el espectador, consumido por la sabiduría interpretativa de Sergi Torrecilla, fiel creyente. Y nada más. Y es una lástima. Cosas del teatro y de la realidad.

Suscríbete para seguir leyendo