La compañía tecnológica española Indra aspira a ser un peso pesado de la industria de la defensa con el rearme en la Unión Europea y Duro Felguera ve la oportunidad ser su aliado. La centenaria compañía asturiana de ingeniería y bienes de equipo, en situación de preconcurso de acreedores, negocia con Indra la venta de su filial Calderería Pesada para convertir el Tallerón de Gijón en una fábrica de vehículos blindados y, aprovechando esta vía de negociación abierta, Duro explora ir más allá. "Somos empresas compatibles en un 80% aproximadamente. Duro tiene lo que ellos necesitan", afirman fuentes de la compañía asturiana. Ángel Escribano, presidente ejecutivo de Indra, anunció el pasado 13 de marzo durante una comparecencia en las Cortes la intención de comprar el Tallerón de Duro Felguera en Gijón para fabricar vehículos militares. Es el plan alternativo al fracasado intento de Indra de adquirir a la multinacional estadounidense General Dynamics su filial Santa Bárbara Sistemas, que fabrica vehículos blindados en las plantas de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) y Trubia (Asturias). En esas instalaciones el consorcio Tess Defence (formado por Santa Bárbara Sistemas, Indra, Escribano Mechanical & Engineering y Sapa Placencia) fabrica el vehículo de combate 8x8 Dragón para el Ejército de Tierra español. El pasado octubre, Indra tomó el control del consorcio Tess Defence –hasta el 51% de las acciones y cuatro de los siete miembros del consejo de administración– tras adquirir por 106 millones un 26,3% al resto de los socios. El siguiente paso en este plan de avance de Indra en el sector de los blindados era quedarse con Santa Bárbara, pero ante el rechazo de su dueño, General Dynamics, la compañía tecnológica comenzó a desplegar un plan alternativo. Ángel Escribano anunció la creación de una nueva filial de vehículos militares denominada Indra Land Vehicles y desveló las negociaciones para quedarse con la división de Calderería Pesada de Duro Felguera, es decir, con las instalaciones del Tallerón de Gijón y de sus 146 trabajadores especializados en la fabricación de grandes depósitos a presión para el sector oil & gas, la industria petroquímica y el sector nuclear. La operación interesa a ambas partes. Indra consigue un taller especializado en calderería pesada que se podría adaptar para la fabricación de blindados, y Duro Felguera, en preconcurso de acreedores y con un patrimonio contable negativo de 262 millones, logra oxígeno con la venta de una de sus líneas de negocio más deficitarias. Las negociaciones entre Duro e Indra por la compraventa de Calderería Pesada avanzan, pero en Duro se ve esta operación con una oportunidad para ir más allá y convertirse en aliado de Indra en su empeño de ganar peso en el sector de la defensa. "Duro tiene lo que ellos necesitan", señalan fuentes de la compañía asturiana en referencia a las capacidades de Duro en ingeniería de detalle, en ingeniería constructiva y en gestión de proyectos (dirección, compras, control de calidad, logística, transporte, montaje...); a su disponibilidad de talleres especializados ; a su posesión de espacios para hacer ensamblajes y almacenamientos con buenas conexiones a vías de comunicación de alta capacidad , y al contacto con los proveedores locales que Indra puede necesitar para su nuevo negocio de blindados en Asturias. "Somos compatibles en un 80%", destacan en Duro. Además, Indra y Duro Felguera tienen como nexo a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Este holding público es el principal accionista de Indra, con el 28% del capital, y rescató a Duro Felguera, a través del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas (FASEE), con la concesión de 120 millones de euros de los que 100 millones se corresponden con un préstamo participativo que los accionistas mayoritarios de Duro –los grupos mexicanos Prodi y Mota-Engil México– demandan que se capitalice para salvar la compañía. Fruto del anterior rescate público de Duro, la SEPI tiene dos asientos en el consejo de administración de la ingeniería asturiana y uno de ellos lo ocupa María Jesús Álvarez, que fue consejera de Indra también en representación de la SEPI. Fuentes de Duro reconocen que las negociaciones con Indra están centradas, de momento, en la compraventa de Calderería Pesada. No sería la primera vez que Indra entra en un negocio de Duro puesto que en marzo de 2021 la SEPI adquirió el 40% de Epicom –una filial de Duro Felguera dedicada a las soluciones criptográficas para proteger información clasificada– y una opción de compra del otro 60% que ejerció en septiembre de 2023 para dar entrada en el accionariado al grupo Oesía y a Indra con el 30% cada una. La semana pasada, directivos de Indra visitaron el Tallerón de Gijón, que se ubica principalmente sobre terrenos públicos. Duro paga anualmente 114.000 euros a la Autoridad Portuaria de Gijón por la concesión de los terrenos, con acceso directo al mar. La última prórroga de la concesión fue de 10 años, hasta septiembre de 2033. Al cierre del pasado ejercicio, según el informe de gestión de Duro y sus sociedades dependientes, el valor neto contable de los bienes destinados a la producción (inmovilizado) propiedad de Duro Felguera Calderería Pesada era de 6,33 millones de euros, de los que 1,22 millones correspondían a las construcciones. Si en 2033 no hay prórroga, los terrenos revertirán al Estado.