La brutal condena a un grafitero por pintar 34 trenes en Asturias: cárcel y una multa de 155.000 euros

La sentencia, la más contundente de la historia por este delito, condena a un grafitero que actuó entre 2016 y 2018 en varios puntos de la región y también fuera

Un tren lleno de pintadas. | EFE

Un tren lleno de pintadas. | EFE

Xuan Fernández

Xuan Fernández

Oviedo

Castigo histórico por realizar grafitis en trenes de Asturias. El juzgado de lo penal número 3 de Oviedo ha condenado a un hombre, J. L. G., por ser el autor de un delito continuado de daños después de haber hecho pintadas en 34 convoyes de Renfe entre 2016 y 2018, la mayoría en Asturias. La pena asciende a tres años de prisión con inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de condena y una multa de 24 meses con cuota diaria de 8 euros. Además, el condenado deberá indemnizar a Renfe con 155.487,30 euros más intereses, que es la cantidad que ha tenido que pagar la compañía pública para arreglar los trenes que tuvieron grafitis. En principio, a falta de posibles supuestos penales, el condenado deberá entrar en la cárcel, al ser una pena superior a dos años de prisión, aunque contra el fallo cabe recurso.

Se trata de la sentencia más dura de la historia por este tipo de conductas, que de un tiempo a esta parte causan mucha preocupación en la compañía pública ferroviaria. De hecho, la jueza destaca en su fallo la importancia de que la respuesta penal sea contundente, ya que la reparación tras este tipo de actos corre a cargo de la ciudadanía, al ser los trenes de Renfe bienes públicos. El acusado, según recoge la pionera sentencia, a la que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA, niega ser el autor de los grafitis, pero la jueza destaca "la absoluta convicción a través de la valoración de pruebas expuestas de la autoría por parte del acusado".

La obra de "Check" y "Clio"

Los hechos que la sentencia da por probados tras la denuncia de Renfe, empezaron en febrero del año 2016, cuando se comenzó a tener conocimiento de "la acción de un grafitero que actuaba de forma reiterada en trenes de Renfe, firmando y rotulando sus grafitis con la firma o tag personal de ‘Check’ o ‘Clio’". El ya condenado, "actuando solo o en unión de otros individuos no identificados, realizó pintadas en vagones y unidades de ferrocarril que para su eliminación precisaron de la utilización de ácidos abrasivos y otros productos de limpieza (…) Amén de afectar al normal funcionamiento del servicio público, ya que el convoy pintado debe ser sustituido de inmediato teniendo que utilizar otras unidades".

El grafitero empezó su andadura el 6 de febrero de 2016, realizando pintadas en la estación de Figaredo (Mieres). Le siguió un largo periplo, actuando casi siempre de madrugada. La lista de escenarios de sus grafitis es larga, con amplia presencia en la Cuenca, ya que en Figaredo y Pola de Lena actuó varias veces. La Calzada, Laviana, El Caleyo, Pravia, El Berrón, Puente de los Fierros y Gijón fueron otras de las estaciones elegidas para realizar pintadas. No se quedó ahí, ya que su radio de acción también excedió los límites del Principado. El grafitero pintó trenes en Miranda de Ebro (Burgos), León, Valladolid, Ponferrada o Venta de los Baños (Palencia). Después de meses de investigación, prestó declaración por primera vez en mayo del 2019, ya como investigado. La sentencia da cuenta de la investigación policial, que permitió llegar al condenado a través de la investigación su firma en los grafitis, que supone un modo de "DNI personal e intransferible para singularizar tal pintada".

Además, la jueza también hace referencia a las redes sociales del grafitero, ya que su firma "se vincula directamente con el acusado" en su perfil de Facebook, donde hay publicaciones con fotos de vagones dañados con la misma firma, así como en Instagram. El condenado se desvincula de esas publicaciones, asegurando que se tratan de "meras capturas de pantalla". La jueza apunta además que en su perfil de Facebook se "hace referencia a una actividad de pintadas y grafitis, al redactarse frases en primera persona como ‘pintar, quiero pintar’ o ‘por cada pieza que me borren, pinto dos más", reflexiones que el grafitero circunscribe a copias de letras, una explicación que no convence en absoluto a la jueza. "Pretender explicar tales frases y reflexiones como copia de letras de canciones de hip-hop (…) resulta hasta ofensivo para la más mínima inteligencia", expone la sentencia, donde acusa al grafitero de "faltar a la verdad, amparado en el derecho a no declarar en su contra".

El fallo no es firme, ya que cabe recurso ante la Audiencia Provincial de Asturias. Para Renfe, se trata de una sentencia clave por su contundencia, ya que la compañía pública destina cada año millones de euros para limpiar grafitis. Solo el año pasado, el coste por actos de vandalismo, la mayoría grafitis, ascendió a los 11,2 millones.

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